Adiós multitudinario a un cura obrero. Adiós a Nicanor López Brugos, párroco de San Juan de Mieres durante más de medio siglo. Su iglesia, esa que tantas veces abrió (y también cerró) para ayudar a los trabajadores y a los vecinos, se llenó ayer en su funeral. Dolor de despedirse desde los bancos y también desde el altar. El actual párroco del templo de San Juan, José Luis Menéndez, presidió emocionado un oficio que contó con veintidós religiosos. En el sermón, definió a don Nicanor con palabras acertadas: "Despedimos hoy a un amigo que vivió por los demás".

Vivía por los demás. Como cuando cedió su iglesia, en 1981, para el encierro de tres trabajadores del pozo Nicolasa. O cuando convocó una "huelga de misa", también en apoyo del sector minero. Quizás por esa vida llena de lucha social, pocas veces se vieron como ayer tantas ideologías representadas en una misa. Estuvo el alcalde de Mieres, Aníbal Vázquez, acompañado de concejales de Izquierda Unida, PSOE y PP. También el presidente del Principado, Javier Fernández. Y dos de sus antecesores en el cargo: Juan Luis Rodríguez-Vigil y Pedro de Silva. Además de representantes sindicales como Justo Rodríguez Braga, jubilado del sindicalismo en 2017 tras dieciséis años como secretario general de UGT-Asturias. Joaquín Pixán le dedicó una canción al término del oficio.

"Si le preguntáramos a don Nicanor si quiere una canción, nos diría que no, que no hace falta. Pero no le vamos a preguntar", dijo, con aprecio, el párroco de la iglesia de San Juan. Su sermón fue sentido, lleno de anécdotas y de cariño por don Nicanor. "Él no vivió para sí mismo, vivió para los demás", aseguró el sacerdote. De hecho, "siempre se ponía él delante cuando había una injusticia". Y fue, además de cura, "un amigo para todos los vecinos. Todos tenían la puerta de su iglesia abierta para lo que necesitaran".

Buena prueba eran las lágrimas entre los bancos. Rostros apenados por don Nicanor, que falleció a los 89 años tras una vida de entrega a Mieres. Su cuerpo descansa en el cementerio de la villa, fue enterrado el día de Todos los Santos. Olvidarlo será para muchos imposible: "Te recordaremos siempre con cariño, y con amor. El que tú nos transmitiste no sólo en el templo, sino también en la Rectoral, en la calle o el supermercado. En cualquier sitio o lugar", leyó Silvia Fernández, una de las catequistas de la iglesia de San Juan. Y continuó: "Aquellas misas alegres, fiestas dominicales con Jesús, Participativas y emocionantes en las que todos corrían para ser tus ayudantes". El poema emocionó mucho a los presentes, especialmente a los más asiduos.

Los feligreses comentaban que pocas veces habían visto la iglesia de San Juan tan llena. De los últimos en salir fue el presidente del Principado, Javier Fernández. Él también tenía una definición a punto para Nicanor López Brugos: "Fue un cura libre, que sólo estaba preso del compromiso que tenía con su gente, con su Mieres".

Sus apasionadas protestas sociales le trajeron algún enfrentamiento con sus superiores en la Iglesia. Llegó a responder públicamente al que fue Arzobispo de Oviedo, Gabino Díaz Merchán, tras un conflicto con trabajadores de Mieres. "Ni estuve ni estoy con los poderosos", dijo en una entrevista que concedió a LA NUEVA ESPAÑA en plenas Navidades del año 1997. Una de las lecturas en el oficio de su funeral fue la de las Bienaventuranzas. No podía ser de otra forma. Quizás sean las palabras escritas que mejor definen el camino que siempre siguió don Nicanor. "Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados".