Se fue de forma repentina, pero sus compañeros no dudaron un momento en rendirle homenaje. Así, el doctor José Ramón Curto fue honrado por la comunidad de la Academia Española de Dermatología y Venerología dentro de la XXX Reunión del Grupo Español de Dermatología Estética y Terapéutica que se celebraba ayer en San Sebastián.

Con su gesto afable, el dermatólogo turonés aparecía en la pantalla gigante del Kursaal, donde se celebraba el encuentro, junto a un texto en el que se podía leer "Se nos ha ido un buen dermatólogo, pero sobre todo, una excelente persona. Tus compañeros te recordaremos por un sencillez, unida a la bondad de tu carácter". Asimismo, también hubo un momento para dar cuenta de la intensa actividad del médico, reflejada en noticias de LA NUEVA ESPAÑA que los presentes pudieron leer, como la presentación el Congreso Nacional de Dermatología, que se celebró en 2012, y donde el doctor aparecía acompañado por su amigo y compañero José Sánchez del Río y Daniel de la Mano.

Fue en este congreso de San Sebastián donde el dermatólogo falleció de forma repentina, dejando huérfana a la comunidad médica asturiana, donde era muy querido. De hecho, en el área sanitaria del Caudal, donde Curto desarrolló su carrera profesional hasta su jubilación hace dos años, todavía estaban ayer consternados por lo ocurrido. "Ha caído como un jarro de agua fría", decían ayer sus allegados, que todavía no llegaban a creerse que el médico hubiese fallecido.

El médico se pasó más de tres décadas en Mieres siendo de los únicos dermatólogos de la sanidad pública con consulta por las tardes, ya que dedicaba las mañana a formarse e investigar. Tampoco tenía prisa para dejar su consulta, por lo que nunca dejó a ningún paciente por atender. También fue el impulsor de la Escuela de Dermatitis Atópica de Mieres, un proyecto que se inició de forma pionera en Madrid y Asturias en 2011 y que traía a Mieres pacientes de toda España. La escuela dotaba a los pacientes atópicos, la mayoría niños de corta edad y adolescentes, de habilidades que les permitieran ser más autónomos y controlar mejor su enfermedad. En definitiva, mejorar su vida.

El doctor Curto no tenía hijos, pero sí deja madre, hermana y cuñado, así como dos sobrinos, por los que tenía especial admiración, como aseguraban sus allegados. La capilla ardiente estará instalada desde hoy, a partir de las diez de la mañana, en la sala número 1 del tanatorio Ciudad de Oviedo. La misa de funeral por su eterno descanso tendrá lugar mañana a la una de la tarde en la iglesia parroquial de San Tirso el Real, en Oviedo; y a continuación sus cenizas recibirán cristiana sepultura en el columbario de la iglesia de Nuestra Señora del Carmen, de los padres Carmelitas en Oviedo. La incineración tendrá lugar en la intimidad familiar por deseo expreso de la familia.