Diez días como mínimo va a estar cerrada la piscina del centro deportivo Juan Carlos Beiro de Langreo. La causa: la arena de sílice utilizada en los filtros ha dejado de ser efectiva, y debe ser sustituida. No es poca cantidad: 20 toneladas. Esta arena había dejado de ser efectiva y los análisis de agua que se realizan periódicamente empezaban a arrojar datos preocupantes. "La seguridad es lo primero", explicó ayer el director general de Deporte, José Ramón Tuero, de cuyo departamento depende la gestión del polideportivo langreano.

La piscina permanece cerrada desde el martes de la semana pasada, y no será, como mínimo, hasta este jueves, cuando se abra. "El viernes, como máximo, debe de estar lista", subrayó el responsable de Deporte en el Principado. Tuero quiso ser claro, y señaló que en agosto ya se habían realizado tareas de mantenimiento en la instalación. Sin embargo, lo ocurrido, el agotamiento de la vida útil de la arena del filtro, "es una cuestión que no puede predecirse y es muy variable. No hay un método para detectarlo, salvo los análisis del agua". La arena de sílice deja de funcionar porque va progresivamente siendo invadida por "microorganismos, que al final hacen que el agua ya no se depure".

Al detectar alteraciones en los parámetros del agua, se decidió cerrar la piscina, para "evitar cualquier riesgo". Así, tras los análisis, se determinó que la culpa era de la arena. La piscina del Beiro fue la primera de Asturias en la que se utilizó bromo en vez de cloro para la depuración. La pila se ha vaciado para facilitar los trabajos, que van a tener un coste aproximado de 16.000 euros. Al tratarse de una arena especial, el material ha tenido que ser adquirido en Gerona, desde donde llegará "a primera hora de mañana" (por hoy). Cada uno de los dos filtros de la piscina grande debe llevar 10 toneladas de material.

El año pasado, y durante una semana (entre finales de septiembre y principios de octubre), el Juan Carlos Beiro ya se vio obligado a cerrar sus piscinas por culpa de las obras de derribo del antiguo cuartel de la Guardia Civil, que se encontraba justo al lado del complejo. Es la primera vez que el centro deportivo cambia por completo los filtros de la piscina, desde su apertura en 2007.