"Cada reedición de una obra de Foucault se convierte en un acontecimiento en el panorama cultural francés. 34 años después de su muerte, sigue siendo un líder de ventas", aseveró el sociólogo belga Daniel Zamora, en la conferencia titulada "Encontrar una gubernamentalidad de izquierda: Foucault en la última década", un acto organizado por el Ayuntamiento de Mieres que contó con la colaboración del Club LA NUEVA ESPAÑA de las Cuencas. Y es que Michel Foucault es una figura central del pensamiento francés de la segunda mitad del siglo XX. "El filósofo francés más famoso de esa época, cuyos archivos personales acaban de ser adquiridos por la Biblioteca Nacional de Francia por 3,8 millones de euros", remarcó Zamora, cuya exposición versó acerca de la evolución de la concepción social del pensador francés, ídolo y referente de la izquierda radical del Mayo del 68, miembro del Partido Comunista y próximo a posiciones maoístas muy en boga en esos convulsos tiempos entre la intelectualidad gala.

"Sin embargo, a raíz de la crisis del socialismo de mediados de los 70, de la que surge la 'nueva izquierda' francesa, y el nacimiento de las teorías neoliberales, Foucault deriva hacia una concepción individualista de la sociedad, en contraposición al estatismo normalizador característico de la doctrina socialista tradicional", expuso el sociólogo belga, que ha desarrollado su labor investigadora en la Universidad Libre de Bruselas, Cambridge e Illinois, especializado en políticas de seguridad social bajo el neoliberalismo. "A partir de Mayo del 68, la nueva izquierda francesa reformula la relación con el Estado, que pasa de elemento central de lucha y espacio a obstáculo para la transformación individual", dijo Zamora.

Así, Foucault encabezó una linea de pensamiento que entendió el neoliberalismo como una herramienta que la izquierda podría incorporar en su evolución hacia una sociedad menos gobernada, que dé visibilidad a las minorías y proporciones al sujeto mayores espacios de libertad. Una deriva hacia posturas neoliberales que le llevó al enfrentamiento con la izquierda francesa. De hecho, Foucault convivió con las políticas conservadoras de Giscard y atacó el marxismo y su imaginario político, llegando a reconocer que no votó a Mitterrand, "que también pasó de un inicial combate contra el capital a posiciones socioliberales". "Es el tiempo en que Foucault llamaba a inventar un ejercicio de Estado que no asuste, condenando el totalitarismo del Bloque del Este", explicó Zamora, en lo que el pensador francés definió como "el arte de no ser gobernado", en el que la doctrina neoliberal es utilizada por el gobierno de la izquierda para impulsar el cambio personal, individual, poniendo al sujeto en la posición central de la política, otorgándole más libertad y protección frente al Estado.

"Una sociedad que, en vez de normalizar, optimiza las diferencias y tolera las prácticas minoritarias, un gobierno que influye en los sujetos pero sin imponer sus normas", continuó Zamora. "Así, Foucault representa un movimiento intelectual que, venido de posiciones marxistas, acaba mostrándose partidario de una cierta ósmosis entre la izquierda y el neoliberalismo con el objetivo final de la lucha contra el enemigo común: el Estado", señaló Zamora.

El investigador belga, partiendo del reconocimiento del enorme valor del pensamiento de Foucault, entiende que su concepción excesivamente individualista de la sociedad y su antiestatismo le llevaron a "dejar demasiado espacio a un neoliberalismo que acabó demostrando ser claramente uniformador y causa de desigualdades". "Foucault no sirve para nada a la hora de abordar las transformaciones sociales y las relaciones de poder", concluyó Zamora.