Llevaba los ojos tapados para que la luz del sol no le cegara. Escuchó el tintineo de la cadena de la jaula al abrirse. Y un silencio que le taladraba los oídos, hasta que estalló un aplauso fuerte. Unos vítores de miles de personas que lo coreaban, a él y a sus compañeros, y manos que le agarraban. Él seguía sin ver nada. Ocurrió en mayo de 1978 y Ricardo González, entonces un joven de 28 años "asustado" y con los ojos vendados, fue uno de los protagonistas del encierro en el pozo Figaredo. Medida de presión en uno de los conflictos más largos y bravos del sector: los mineros llegaron a cortar la Vuelta Ciclista a España y, en un arrebato, tres representantes sindicales "secuestraron" durante nueve horas al ingeniero de la mina. Se cumplen cuarenta años de aquella reivindicación histórica, que culminó con al integración de Minas de Figaredo en el Instituto Nacional de Minería (INI) y, por tanto, en Hunosa.

Ricardo González asegura que, entonces, la solidaridad de las Cuencas fue "ejemplar". "Se volcaron con nosotros", aseguró el mierense, que actualmente es secretario de organización de IU. Los problemas comenzaron con la caída en los ingresos de la mina, en manos de la familia Figaredo.

La tensión salió de los despachos a las calles, y los mineros llegaron a cortar el paso a la Vuelta Ciclista a España. En un arrebato, tres mineros secuestraron durante nueve horas al director ingeniero de la explotación, José María Figaredo Sela.

Ocurrió en noviembre de 1978 y fue determinante para el fin de un conflicto que se alargó durante más de tres años. Firmaron la inclusión de Minas de Figaredo en el INI en el mes de diciembre.

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