Los sindicatos explicaron ayer a los trabajadores de Hunosa el contenido del nuevo plan de empresa que acaba de sellarse. Las asambleas convocadas por el SOMA y CC OO, y celebradas ambas en Mieres, dejaron patente la inquietud y desconcierto de los trabajadores, en especial los pertenecientes a las subcontratas. Al final, se puede decir que Hunosa ha logrado asirse a dos boyas para evitar el hundimiento. Por un lado está la térmica de La Pereda. Su existencia sirve de justificación para que el pozo Nicolasa siga con actividad, ya que todo el carbón que se siga extrayendo de la explotación mierense se quemará en la central. Por otro lado está el lavadero de El Batán. La nueva hoja de ruta contempla que la instalación pase a tratar carbón de importancia para uso metalúrgico y siderúrgico. De esta forma se abre un nuevo mercado que podría incluso, como queda recogido en el plan que acaba de ver la luz, conllevar una ampliación del personal del lavadero. La instalación tendría incluso viabilidad a largo plazo al margen de que Hunosa mantenga vinculación extractiva con el carbón.

SOMA y CC OO han conseguido crear en Mieres un triángulo de subsistencia en el que introducir a Hunosa para lograr así alargar su supervivencia, de momento, hasta 2021, ya que llegado a ese horizonte será cuando se busque una segunda fase hasta 2027. Con esa planificación se trabaja. CC OO explicó ayer que la dirección de Hunosa garantiza que la térmica de Pereda, uno de los tres ángulos del triángulo de subsistencia, aún tiene una vida útil de 10 años. Esto significa que el complejo no tendrá problemas para llegar activo hasta 2025. Y es que las instituciones europeas han acordado retirar en 2025 los pagos por capacidad a las centrales que emiten más de 550 gramos de CO2 por kilovatio hora producido. Sobre ese límite están todas las térmicas de carbón asturianas. De momento, hasta 2021 seguirá quemando carbón de Nicolasa, aunque CC OO confirmó ayer que Hunosa seguirá realizando durante estos dos años ensayos con otro tipo de combustibles, en la línea de las mezclas ya probadas con compost bioestabilizado y con combustible sólido recuperado (CSR).

La térmica de La Pereda y a rebufo Nicolasa han ganado tiempo, pero su futuro a largo plazo parece en estos momentos inviable. Otro cosa es el lavadero de El Batán. Los sindicatos reconocieron ayer que Hunosa ve factible su supervivencia incluso más allá de 2025. "Se potenciará con una línea de tratamiento de carbones de alta calidad. No será carbón térmico, sino metalúrgico. Hay buenas expectativas ante la posibilidad de mejorar los rendimientos económicos. El carbón que se trate en Mieres tendrá salida tanto dentro como fuera de España", destacó ayer el secretario general del SOMA, José Luis Alperi. "Es un buen acuerdo dentro de las expectativas del sector minero. Tenemos un compromiso del Gobierno de España y confiamos en que defiendan lo que firman", remarcó en referencia a la posibilidad de que el plan encuentre freno en la UE. Por su parte, Rubén García (CC OO), subrayó que Hunosa ve viable que el nuevo uso siderúrgico del lavadero "permita ampliar su plantilla con actividad las 24 horas al día para sacar el máximo rendimiento a la instalación".