Las poleas del castillete se movían ayer por la noche para recibir al último relevo que sacaba carbón en el pozo Carrio, en Laviana. La explotación, junto al pozo Santiago, en Aller, mantendrá la actividad a partir del 2 de enero, pero sólo en labores de "clausura" y "postclausura". El carbón -o combustible cómo se afanan todos los mineros en llamarlo- lo dejan para el pozo Nicolasa, en Mieres, que suministrará a la térmica de La Pereda. Con el fin de la extracción de carbón en el pozo lavianés se pone fin así a más de doscientos años de historia en el valle del Nalón.

Entre los trabajadores que ayer dejaron de sacar mineral se encontraba el ovetense José María Vega, que lleva desde el año 2010 en el pozo lavianés: "En la mina estoy muy bien, aunque se trabaja duro", aseguraba. Unas palabras que también compartía su compañero Emilio José González, con una docena de años en Carrio a sus espaldas, quien aseguró que en las últimas semanas hubo inquietud, pero tras garantizarse el empleo, "estamos mucho más tranquilos".

El carbón parece serlo todo en la comarca. Fue en el siglo XVIII cuando comenzó a sacarse este mineral en el valle. No fueron pioneros, ya que casi dos siglos antes ya se había otorgado la primera licencia de la historia de la minería del carbón española, concretamente en 1593, para la mina de Arnao (Castrillón). Pero es que el uso del carbón como combustible no fue entendido como una actividad industrial hasta finales del XVIII gracias a ilustrados asturianos de entonces, entre ellos Gaspar Melchor de Jovellanos, que fomentaron la extracción de hulla con el objetivo de estimular la economía del país.

Con el fomento de la minería del carbón también surgieron en los valles mineros numerosas industrias secundarias, como las químicas o las metalúrgicas. Unos años dorados que se extendieron hasta casi finales del siglo pasado. Pero llegó el declive. En el año 1967 se crea la empresa pública Hulleras del Norte (Hunosa) que se fue haciendo con todas las empresas mineras deficitarias que había en la zona. Por otro lado, la actividad industrial se trasladó a la costa asturiana, cerrando numerosos talleres y fábricas. El cierre de los pozos comenzó en los años 80 con un goteo que llega hasta nuestros días, auspiciado ahora por la decisión europea del fin de las ayudas a la producción y, por tanto el fin de la minería de carbón no competitiva. Tras la clausura del pozo María Luisa, en Langreo, hace ahora dos años, la única explotación que sacaba carbón en el valle del Nalón era Carrio.

El pozo lavianés fue de las últimas minas en crearse. Fue Duro Felguera en 1920 quien formó el grupo Laviana tras adquirir algunas minas a los hermanos Felgueroso. De hecho, la planificación del pozo vertical Carrio comenzó en 1941, terminando en 1946. Su castillete actual, que es ya el tercero de su historia, se montó en 1991 tras modernizar las instalaciones. Sin embargo, ayer fue el último día que se extrajo carbón en estas instalaciones. No cierran, eso sí, los trabajos de "clausura" y "postclausura" se alargarán durante un mínimo de dos años. Los puestos de empleo están garantizados gracias al acuerdo alcanzado entre los sindicatos mineros y la dirección de Hunosa. También se contará, de momento, con los trabajadores de las contratas. La misma situación se vivió ayer en el pozo Santiago. Sin embargo, al mantenerse la extracción en Nicolasa, la comarca del Caudal todavía mantendrá viva la tradición de extraer carbón... "combustible", para los mineros.