"La gratitud es la base de todos los proyectos", declaró la mierense Vanesa González en la presentación de su cuento infantil "Yo soy feliz", un acto que contó con la colaboración del Ayuntamiento de Mieres y el Club LA NUEVA ESPAÑA de las Cuencas, y que despertó gran expectación.

En nombre de la editorial Camelot, que publica el libro, Pablo Solares se mostró sorprendido y satisfecho por la importante acogida de la obra presentada. "Hoy en día es muy difícil ver librerías y salones repletos de público para las presentaciones de nuevas publicaciones, pero Vanesa está logrando romper la tendencia", reconoció el editor, recordando que "siendo los comienzos en el mundo literario muy complicados, tener un apoyo resulta fundamental".

Mientras los niños presentes en el acto se entretenían con actividades supervisadas por las educadoras Jennifer Luengo y María Piri, la autora del cuento, Vanesa González expresó su agradecimiento a cuantos intervinieron en la elaboración de la obra, destacando la labor de la ilustradora Raquel Aguilar, "que logró captar todo lo importante del cuento y convertirlo en imágenes".

Vanesa González, filóloga, que ejerce como profesora de inglés en un instituto madrileño, relató cómo surgió la idea a raíz de un complicado trance de salud. "Cuando ya estaba remontando, en una conversación con mi hijo, éste me dijo que era muy feliz. Esa fue la chispa de la que nació este cuento", rememoró la autora. "Las mejores cosas pueden brotar cuando uno se siente en caída libre hacia la oscuridad", dijo González, que en los momentos más difíciles se aferró a la escritura. Y es que, según explicó la autora, "Yo soy feliz", es el diálogo entre el pequeño Elías y su peluche Marcelo, una conversación en la que se van añadiendo los ingredientes que conformarán la receta de la felicidad.

Así, valores como el amor, el respeto, la tolerancia y la aceptación de la diversidad se cocinan en este cuento con el que Vanesa González pretende extender la labor pedagógica más allá de las aulas. La autora, que recalcó que el aprendizaje es bidireccional, "porque los niños aprenden de los mayores y viceversa", hizo especial hincapié en la necesidad de tener tiempo para reflexionar y de ser capaces de pausar la vida de vez en cuando. En definitiva, como dicen los personajes del cuento, "más risas y menos prisas".