Hace 15 años los Reyes Magos trasladaron al Ayuntamiento de Mieres una queja formal por el pobre recibimiento que habían tenido en la ciudad. Melchor, Gaspar y Baltasar fueron subidos con desapego a una vieja carroza, casi sin iluminar, y paseados practicamente sin comitiva por las calles de la ciudad. Ciertamente fue bochornoso, hasta el punto que el por entonces alcalde, Luis María García, entendió como justa la protesta de sus Majestades y decidió pedir a la por entonces emergente asociación Santa Bárbara que asumiera la encomienda protocolaria de organizar la Cabalgata local. El resultado es que los Reyes Magos se han sentido desde entonces debidamente agasajados en cada una de sus visitas anuales a Mieres. Los verdaderos beneficiados son los cientos y cientos de niños que cada año en número creciente acuden a la cita. Ayer se batieron récords, con miles de personas en las calles. "Lo que más me gusta es que van subidos muy alto y se les ve muy bien con esos trajes tan chulos", explicaba ayer el pequeño Carlos Martínez a su madre mientras paseaba la cabalgata por el barrio de Santa Marina.

Hasta 450 figurantes acompañaron a los Reyes Magos dando hechuras de ejercito a un séquito que trajo calor a la fría tarde previa a la noche más mágica del año. Un total de siete resplandecientes carrozas dieron forma a la comitiva. Al frente, una banda femenina de tambores: "El año que viene seremos aún más", apuntaron las integrantes de la punta de lanza. Donde no cabía más gente era en las calles. Se superaron todas las previsiones y eso que las ediciones anteriores de la Cabalgata ya fueron un éxito: "El seguimiento ha sido increíble durante todo el recorrido. Estamos acostumbrados a la avalancha en las calles principales, pero es que hasta el paso por los barrios ha estado bien cubierto este año", explicaron fuentes municipales.

La marcha arrancó puntual y durante hora y media recorrió toda la zona centro de la ciudad, desde el campus de Barredo hasta el parque Jovellanos. Fueron más de más de 1.500 kilos de caramelos los que se repartieron durante el desfile. Un dispositivo de 80 personas veló por el apacible desarrollo de la cita. Siendo distinguido el despliegue de la Cabalgata, aún más mayúsculo fue el seguimiento. El bullicio en las calles se junto con la música del desfile provocando que un estruendo fuera poco a poco extendiéndose por la ciudad.

Los Reyes Magos volvieron a marchase ayer de Mieres complacidos. A buen seguro que el trato recibido retornó a la ciudad durante la noche en forma de regalos. Al menos, los más pequeños se fueron a la cama convencidos de que Melchor, Gaspar y Baltasar saben rodearse de lujos y esplendor.