El plan de Iberdrola para cerrar la térmica de Lada no se ha movido un ápice. A pesar de las movilizaciones y del cambio de Gobierno, responsables de la compañía vasca indicaron que la planificación no ha variado y que están a la espera de recibir el visto bueno del Ejecutivo central para proceder al cierre y posterior desmantelamiento de las instalaciones. La duración prevista de estos trabajos de desmontaje es de cuatro años. Los 75 empleados de la central langreana serán recolocados en otros centros de trabajo de la firma.

Lo que sí ha cambiado es el plazo original que manejaba la compañía para clausurar la instalación. A principios de noviembre de 2017, cuando Iberdrola presentó ayer ante el Ministerio de Energía los trámites para obtener los permisos para el cierre de la térmica, la estimación era que ese trámite administrativo se resolviera en un año. Sin embargo, por el momento no ha llegado la respuesta del Gobierno. "Estamos a la espera de recibir su contestación. Por el momento no hay novedades", indicaron desde la compañía vasca.

Las decisiones institucionales de los últimos meses parecen respaldar los planes de cierre de las térmicas, tanto a nivel estatal como europeo. El pasado mes de diciembre, las instituciones europeas acordaron retirar en 2025 los pagos por capacidad a las centrales que emiten más de 550 gramos de CO2 por kilovatio hora generado. Sobre ese límite están todas las térmicas de carbón de la región y sin esos pagos por estar disponibles cuando el sistema eléctrico lo necesita quedarán inhabilitadas para ejercer un papel de respaldo a las intermitentes energías renovables. El seguro de supervivencia ligado a las energías verdes quedará reservado para los ciclos combinados de gas, que emiten menos CO2.

Desembolso

En los últimos años. Iberdrola había desembolsado unos 115 millones de euros para reducir las emisiones. Ese gasto garantizaba la vida de la planta hasta 2020. Junto a la petición de cierre de la térmica de Lada, la compañía vasca presentó otra relativa a la central de Velilla (Palencia). La firma tendrá que gastar 35 millones para desmantelar estas dos instalaciones. Un poco menos de la mitad corresponderá a Lada.

Iberdrola se ha comprometido a recolocar a los trabajadores. En el caso de Lada, a la mitad se le buscará acomodo en otros centros de trabajo del grupo en cuanto se inicie el desmantelamiento. El resto se quedará en la planta durante el tiempo que duren las obras para desarmar la térmica. Una vez acabado su trabajo serán trasladados. Otro de los compromisos que adquirió Iberdrola es la de acometer una mejora paisajística de los terrenos que ocupa la planta, unos trabajos que cambiarán por completo la imagen de la entrada al valle.