Los ladrones lo tendrán bastante más difícil a partir de ahora para entrar a robar en el colegio Elena Sánchez Tamargo, en Pola de Laviana. El centro escolar -que el pasado mes de noviembre sufrió dos asaltos en poco más de una semana en los que se sustrajo abundante material informático y se causaron numerosos destrozos- se ha "blindado" contra los cacos. Una sala con puerta acorazada para guardar los ordenadores al final de cada jornada, una alarma de última generación y nuevas puertas más resistentes son algunas de las medidas que ya se han puesto en marcha. A esta actuaciones se sumará próximamente la renovación de las ventanas, para completar la mejora integral de la seguridad del recinto. Un "Fort Knox" en toda regla.

La inversión global alcanza los 22.000 euros, sufragados de forma conjunta por el Ayuntamiento y el Principado. En concreto, el Consistorio, con una partida de 4.000 euros, se ha ocupado de la instalación de la alarma y la renovación de las puertas, mientras que el Gobierno regional asumirá el cambio de las ventanas. Además, el Principado ha repuesto el material informático que había sido robado: 24 miniportátiles, 8 ordenadores portátiles y varias tablets. "Cuando tuvieron lugar los hechos pedimos una reunión a la Consejería de Educación y lo cierto es que fueron diligentes para recibirnos. Llevamos una propuesta con las medidas que entendíamos que había que adoptar, fruto del asesoramiento que nos habían dado los técnicos, y ha podido hacerse con la colaboración de las dos partes", remarcó Julio García, regidor lavianés.

También mostró su satisfacción la directora del colegio Elena Sánchez Tamargo, María del Mar Fernández. "La seguridad se ha mejorado muchísimo y quedará completado cuando se coloquen las nuevas ventanas", aseguró la docente, que enumeró a continuación las actuaciones ya ejecutadas. "Hay una habitación que ha quedado blindada, protegida por una puerta acorazada y en la que se deja el material informático al final de cada jornada lectiva. También se han cambiado las puertas de todas la zona administrativa (despachos de dirección, jefatura de estudios, sala de profesores y secretaría) por otras más resistentes", remarcó Fernández. La otra gran mejora es la alarma. "Se trata de un dispositivo que funciona con claves y permite incluso saber quién ha sido la última persona en salir y la primera en entrar. Estamos muy agradecidos por esta obra".

El último robo en el centro se produjo en la madrugada del 15 de noviembre. En la inspección ocular llevada a cabo por agentes de la Guardia Civil se descubrió que una de las ventanas había sido forzada. La investigación realizada, que incluyó la búsqueda de huellas dactilares y otros posibles indicios de la autoría de los hechos, impidió que los escolares pudieran entrar en clase hasta bien entrada la mañana, por lo que tuvieron que esperar en el patio. Fue el segundo robo en apenas una semana. En ambas ocasiones los autores de asalto se llevaron material informático del centro.