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De lo nuestro | Historias heterodoxas

La sombra del comandante Mata

La figura de un dirigente político y guerrillero que estuvo en el monte durante once años, pudo huir a Francia en 1948 y retornó a España en 1976

La sombra del comandante Mata

A finales del mes de octubre de 1976 José Mata puso fin a su exilio regresando a España aún con el temor de poder ser detenido, así que lo primero que hizo al llegar a Asturias fue ir hasta el cuartel de la Guardia Civil de El Entrego y asegurarse de que ya no quedaba ningún cargo pendiente contra él, para poder subir con tranquilidad hasta La Llave, en la Hueria de Carrocera, donde había nacido en 1911.

Mata era un icono para los socialistas, había sufrido torturas por su participación en la revolución de Octubre, y mandado durante la Guerra Civil el Batallón de Infantería n.º 264. Tras la derrota permaneció once años en el monte al frente de la guerrilla socialista, mientras reorganizaba al mismo tiempo las estructuras del partido y en 1948 fue protagonista de una huida espectacular por mar hasta Francia donde siguió su actividad política en el exterior.

Con este historial, su fama aumentó tras la muerte de Franco al mismo ritmo que iba multiplicándose la afiliación al PSOE, renovado desde el interior. Por ello fue recibido como un héroe, primero en la estación de Francia, en Barcelona y al día siguiente en la de Chamartín, en Madrid por una multitud encabezada por el líder del entonces, Felipe González.

Sin embargo en Asturias todo fue más discreto porque la dirección regional en aquel momento apostaba por la modernidad y no le interesaba reivindicar la figura de un guerrillero que se había mantenido en armas tanto tiempo, con todas las consecuencias que esto implicaba.

El prolífico José Ignacio Gracia Noriega, quien desde su fallecimiento en 2016 ha pasado al olvido más absoluto, mantuvo una buena relación con Mata, quien le fue enviando testimonios personales con los que pudo escribir algún artículo en este mismo diario. Uno de ellos, en enero de 2010, fue completado un mes más tarde con la publicación de los datos que el socialista le había dado treinta años antes para que confeccionase la reseña biográfica que se incluyó en la "Gran Enciclopedia Asturiana", incluyendo las fechas de las principales acciones de su grupo guerrillero y de su participación en la actividad del exilio. En su texto, Gracia Noriega incluyó un párrafo que al parecer Mata repetía en varias de las cartas: "Ni yo ni el partido tenemos nada que ocultar de mi actuación durante los años que permanecí en las montañas asturianas. Tenemos que tener presente que no todos pueden permanecer en las guerrillas y cada uno sirve como puede a las ideas".

Pero el 14 de marzo, en una carta al director de LA NUEVA ESPAÑA, un lector expresaba su protesta por el buen trato de Gracia Noriega al comandante, al que calificaba de "siniestro". Se trataba de Ángel González Fernández, quien afirmaba haber sido testigo del episodio más negro protagonizado por la guerrilla socialista de la posguerra, cuando él formaba parte de la plantilla de la Guardia Civil de Pola de Siero.

El suceso al que se refería ya había sido publicado con anterioridad en 1992 por José Manuel Gómez Fouz en "La brigadilla", un libro convertido en un clásico entre los que abordan este periodo, porque al margen de cualquier otra consideración fue escrito a partir de informes originales de los propios cuerpos de seguridad españoles. Gómez Fouz, quien como se sabe fue campeón de Europa de boxeo, es hijo de policía y buen conocedor de este ambiente, por lo que pudo llegar fácilmente hasta el comisario Claudio Ramos, jefe de la Brigada Político-Social en Asturias, quien le facilitó los datos para "Clandestinos", otro de sus libros, en el que abordó este interesante periodo de nuestra historia. También obtuvo la confianza del general gijonés Sáenz de Santa María, Jefe de Estado Mayor de la Guardia Civil en los años 70 y responsable de la lucha antiterrorista, a quien le cupo el desgraciado papel de dirigir el 27 de septiembre de 1975 la ejecución de los últimos condenados por el franquismo. El militar le proporcionó a su vez gran parte de la documentación incluida en "La brigadilla", lo que parece garantizar la veracidad de los hechos que allí se cuentan.

Episodio oscuro

Lo que escribió José Manuel Gómez Fouz y después ratificó Ángel González Fernández casi con las mismas palabras fue una acción del grupo de Mata en el Bar de "La Chata" de Marcenado, un pueblo de Siero, que se cerró con un guardia civil y un paisano muertos y otro guardia civil herido y en el que participó en persona el comandante socialista.

Al parecer, alguien les había informado de que el dueño del establecimiento llamado Ángel Villanueva, que también era tratante, acababa cerrar una operación en el mercado de ganado y tenía en aquel momento quince mil pesetas, con las que ellos quisieron hacerse.

Según se contó en "La brigadilla", a las ocho de la tarde del día 15 de enero de 1946, después de que un guardia civil acabase de salir del bar acompañando a una muchacha, entraron en él cuatro hombres escondiendo sus armas bajo ropas de abrigo, sin saber que dentro estaba otra pareja jugando a las cartas con dos vecinos; entonces sin mediar palabra dispararon sobre ellos a quemarropa matando al guardia Francisco Holgado Sanz y alcanzando al otro que consiguió huir en dirección a la buhardilla, mientras que los paisanos también resultaron heridos.

A continuación se dirigieron al propietario exigiéndole el dinero, y como este se empeñó en negar que lo tuviese, abandonando la primera intención de secuestrarlo, llegaron al acuerdo de no llevárselo a cambio del compromiso de pagar la cantidad en cuanto la familia recibiese el aviso de la guerrilla. Posteriormente, también falleció José Noval Quirós "Pepe el Alpargatu", uno de los vecinos heridos, mientras que el guardia que había sobrevivido fue expulsado del Cuerpo por cobardía.

Ángel González, que estuvo velando el cadáver de su compañero en la sala de armas del cuartel, añadió los datos de que los uniformados estaban destinados al servicio de carretera y los guerrilleros no esperaban encontrarse allí con ellos, de ahí su reacción. También especificó que los disparos se habían hecho con metralleta y que el guardia que pudo esconderse había recibido un tiro en la pierna. José Mata ya había tenido intervención directa en las muertes de miembros de las fuerzas policiales, siempre relacionadas con su actividad guerrillera, pero Gómez Fouz incluye en su relato del suceso de Marcenado un detalle de crueldad que no cuadra en el perfil del personaje, con fama de mesura en sus actos: "el guardia muerto fue arrastrado por uno del grupo hacia el medio del bar. Allí el hombre le abrió la guerrera del uniforme y, a pecho descubierto, le tiró otra ráfaga con una pistola ametralladora".

Dos años antes de que "La brigadilla" llegase a las librerías, Adolfo Fernández Pérez, alma mater de la Fundación José Barreiro, había firmado "Comandante Mata, el socialismo asturiano a través de su biografía", un buen libro basado en algún trabajo previo, pero sobre todo en entrevistas a militantes que lo habían conocido y en la correspondencia que el propio Mata mantuvo con José Barreiro desde 1945, y que se conserva en el archivo de la propia fundación. En él ignoró este tiroteo, pero dio cuenta de que aquellos fueron unos meses decisivos en los que Mata había fracasado en su intento de unir a las guerrillas socialista y comunista y estaba centrado en la reconstrucción de las estructuras políticas de su partido intentando reducir al mínimo las acciones violentas.

Para Gracia Noriega, resultaba lógico que en los once años que transcurrieron desde que José Mata pasó a la clandestinidad en 1937 hasta que en 1948 logró huir a Francia, sus hombres cometiesen alguna tropelía, pero para el periodista estaba claro que en el guerrillero siempre tuvo más peso la actividad política que la militar.

Exageración

En este sentido, aunque algún autor, como el ya fallecido Eduardo Pons Prades, militante cenetista y autor de "Guerrillas españolas (1936-1960)" se refiriese a él como "minero de profesión, que actuó durante once años, que mantuvo un sinnúmero de refriegas, que cometió sabotajes y golpes económicos", lo habitual es que su partida no se cite en otras publicaciones, lo que tiene difícil explicación y ha llevado a otros historiadores a considerar que las fuerzas del orden exageraron la redacción de determinados documentos oficiales para desprestigiar la acción de los socialistas.

Ya lo ven: en un platillo están los informes que manejó Gómez Fouz y la confirmación de un testigo, en el otro la posibilidad de que los detalles de esta acción se hayan exagerado intencionadamente. Como yo no tengo argumentos para inclinarme por uno u otro lado, quedo a la espera de más datos, que seguramente tienen que seguir apareciendo.

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