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Una mina de calorías

Los malos hábitos, el sedentarismo y el declive del trabajo en los pozos y la siderurgia, que requerían un alto aporte energético, han causado un aumento de la obesidad en las Cuencas

Una "máquina de salud". F. R.

El abandono de la actividad minera y siderúrgica en las Cuencas no sólo ha afectado a su economía. También se ha dejado notar en la alimentación de sus vecinos. La elevada carga física de estos oficios industriales, con un gasto diario de unas 3.000 calorías, hacía que la abundante ingesta de comida no fuera un problema, ya que terminaba por compensarse. Sin embargo, en la actualidad, el progresivo declive de estas tareas se ha traducido en un incremento de las tasas de obesidad en las cuencas mineras. No son el único argumento que lo explica. Los malos hábitos de vida, el sedentarismo y factores culturales conducen a una dieta hipercalórica que puede acabar ocasionando importantes problemas de salud.

Así lo expone Juan Saavedra, director de Atención Sanitaria y Salud Pública del área VIII, correspondiente a la comarca del Nalón: "Lo que más cuesta es modificar los hábitos de vida porque eso implica cambiar la forma de comer, de hacer ejercicio, de desplazarse e incluso de comportarse en la vida en general en lo referente al consumo de alcohol, tabaco, drogas o alimentos que pueden ser problemáticos".

"Con todas estas cuestiones" -prosigue Saavedra- "cuesta más involucrar a la población. La gente suele pensar 'a mí que me den una pastilla y que me lo arreglen'. Pero las grandes epidemias de salud que van a afectar al ser humano en los próximos años se relacionan sobre todo con esto. Hablamos, por ejemplo, de la insuficiencia cardíaca, que genera múltiples ingresos hospitalarios y viene producida por la hipertensión, la cardiopatía isquémica y la diabetes".

En estas patologías influyen de forma determinante los inadecuados hábitos de vida como el consumo excesivo de azúcar, de sal y de grasas animales saturadas; el tabaco y el alcohol; y la falta de ejercicio físico: "La conclusión global es que, actuando sobre cuatro o cinco factores, mejoras la salud exponencialmente. Hablamos de tener una alimentación sana, no consumir bebidas ni alimentos muy azucarados, no consumir mucha sal ni grasas saturadas, hacer ejercicio físico moderado y abstenerse del tabaco y del alcohol".

En el Observatorio de Salud de Asturias, las Cuencas, y principalmente la comarca del Nalón, están a la cabeza de la región en los índices de dieta inadecuada y sedentarismo, con los concejos del Valle en los primeros puestos de la lista.

"En este área tenemos un indice muy alto de obesidades y lo más problemático es que lo estamos viendo cada vez más en gente joven y en niños. También somos de las áreas que más fuma de Asturias. El trabajo duro solía conllevar beber mucho y fumar mucho. En el hombre se ha estacionado, pero en la mujer está subiendo", analiza Juan Saavedra, que añade: "No nos gusta nada comer frutas, hortalizas y verduras y tendemos demasiado a comer grasas saturadas. Y también hay un problema de sedentarismo; a pesar de que hay gente que hace ejercicio, existen grandes capas de la población que no lo hace nunca. También estamos en un área envejecida, como en el conjunto de Asturias. Y tenemos un índice alto de diabéticos, mayor del diez por ciento de la población".

El abandono progresivo de los oficios vinculados con la actividad industrial es una de las causas de la elevada tasa de obesidad, según Saavedra. "En general, la cuenca tiene una tradición de trabajo dura, en la mina y en la siderurgia. La gente se retira de esos oficios -que implicaban un gasto calórico muy elevado, de 3.000 0 3.500 calorías- y pasa a consumir al día 1.500 o 1.800, que son las que gastas con la vida normal que haces. Sin embargo, no ha disminuido la ingesta que solían realizar cuando estaban en activo. Picar la serie era estar con un martillo neumático que pesa seis kilos arrancando carbón durante cinco o seis horas. Pasa algo similar con muchos grandes deportistas que, cuando abandonan su actividad, engordan muchísimo. La razón es que dejan los entrenamientos y la competición, pero siguen comiendo como antes".

Otros factores que justifican los malos hábitos "tienen que ver con la cultura alimentaria de comidas hipercalóricas que tenemos en Asturias, que es una de las zonas con más obesidad de España. Son les fabes, los embutidos, las carnes con grasas... También hay una parte cultural importante, que es que aquí todo se celebra comiendo y, en la cuenca, existe una gran abundancia de jornadas gastronómicas. No es algo que esté criticando, simplemente se trata de constatar que es un rasgo cultural que determina nuestros hábitos".

En este contexto, hacer ejercicio es importante, aunque siempre como complemento, ya que la base de todo es una adecuada alimentación, tal y como remarca Saavedra. "El consumo de calorías que se produce caminando es muy pequeño. Lo primero es comer adecuadamente; así no hay que quemarlo después. Eso significa aumentar el consumo de hortalizas y verduras -que eso sea la base de nuestra alimentación- controlar el consumo de productos cárnicos y dejar para momentos muy concretos todo lo que signifique dulces, bebidas edulcoradas y comida rápida o muy rica en calorías. El país del mundo donde más obesos hay es Estados Unidos y eso tiene que ver con la dieta que tienen, de mucha comida rápida y dulces".

Para este responsable sanitario, el ejercicio físico "es importante y es clave caminar porque mantiene muy bien determinadas funciones, como la circulatoria. Pero con el ejercicio físico es muy difícil compensar los excesos de una mala alimentación", expuso Saavedra, que puso algunos ejemplos del gasto calórico que entrañan determinadas actividades. "Por ejemplo, en una hora, bucear consume 875 calorías; boxear, 620; correr a 14 kilómetros por hora, 1.000; el ciclismo, 280 si vas de paseo y 700 si se realiza de forma intensa; ir a cazar, 175 calorías; nadar, 420; pasear a tres kilómetros por hora, que es como caminamos habitualmente, 175 calorías; y hacerlo en cuesta y a seis por hora, 420 calorías".

"¿Qué quiere decir todo esto?" -se cuestionó Saavedra a la hora de trazar equivalencias-. "Pues significa que necesitas hacer dos horas de ciclismo para quemar las 800 calorías de un plato de fabada, una hora de natación para bajar el pincho de media mañana o caminar una hora para quemar dos yogures. Si te vas a hacer la 'ruta del colesterol' y después te metes entre pecho y espalda un café y un milhojas has ganado 500 calorías en el balance".

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