La vida de Faith Esahiagbe es "un infierno". Esta mujer, que vive en Figaredo tras escapar de la mafia de la prostitución que la trajo a Asturias, lleva meses denunciando el "acoso racista" al que la somete una vecina. "¿Dónde vas, negra?", "sudaca", "sucia"... son algunos de los "saludos" que recibe a diario. Hace unas semanas, acudió a LA NUEVA ESPAÑA para hacer pública su situación y pedir al Principado que la trasladara a otra casa de protección oficial. La respuesta de la Consejería de Servicios y Derechos Sociales llegó hace unos días: "Dicen que no me pueden cambiar, que tenemos que arreglar nosotras nuestro problema", afirma Faith. Ella asegura que es "imposible" que la mujer "recapacite". "Tengo mucho miedo, no por mí, por mi hijo".

La llamaron Faith, una palabra inglesa que se puede traducir al castellano como "fe". Es como si sus padres ya hubieran sabido que ella iba a necesitar mucha, sin medida, para seguir siempre adelante. Cuando era muy joven, un hombre la engañó para prostituirla: "Me dijeron que iba a trabajar limpiando, pero cuando llegué aquí supe que todo era mentira", lamenta. De esos días tan amargos guarda una marca imposible de borrar: la cicatriz de una puñalada que le dieron en el muslo derecho, la primera vez que intentó escapar del club.

Fe, sobre todo en las personas. "Un hombre bueno", dice ella, la sacó de aquel infierno. Luego conoció a un chico, se enamoraron y tuvieron un niño. Aquella relación no salió adelante, aunque conserva la amistad. Fue a vivir con su pequeño, de cuatro años, a una vivienda que no reunía las condiciones mínimas. La única que podía permitirse. Hasta que el Principado le concedió una vivienda social en Figaredo.

La vida parecía, por fin, ir despegando. Encontró un trabajo, al que acude cada día y en el que está muy contenta, y fue haciendo de la casa un hogar. Hasta que se trasladó, al piso de abajo, una mujer que "me está haciendo la vida imposible". Según Faith, todo empezó cuando le negó a su vecina unos cigarros: "Me pedía todos los días algo, y yo le daba. Hasta que un día me cansé y le dije que no, que todo el dinero que tenía que era para mi hijo y para mí y que no tenía tabaco".

Primero fueron insultos, asegura Faith. Luego amenazas, como hace constar en la denuncia que ha presentado ante la Guardia Civil. También golpes al suelo de su vivienda, de los que ha sido testigo LA NUEVA ESPAÑA. "Creo que quiere amedrentarme, a veces se junta con sus amigos. Tengo mucho miedo, sobre todo por el niño. Así no se puede vivir".

Lo cuenta a todo su entorno y lo contó ante las administraciones. "Creía que me iban a atender, porque creo que es una situación que todo el mundo comprende que no se puede alargar mucho en el tiempo". Pero la respuesta del Principado la ha entristecido: "Siempre pienso que las cosas irán a mejor, pero estoy empezando a pensar que sólo he nacido para sufrir. No quiero lo mismo para mi hijo". Es la primer vez que esa fe, que le dieron de nacimiento, empieza a tambalearse.