¿Sabía que la planificación urbana está directamente relacionada con la equidad entre todas las personas? Sobre esta pregunta versó ayer la charla "Movilidad activa y planificación urbana para la equidad", que ofreció el experto universitario en movilidad urbana sostenible, Carlos Rodríguez, en el salón de actos del Edificio de Investigación del campus de Barredo. En el encuentro, dentro del programa de conferencias "Aula Abierta", Rodríguez partió de una declaración clara: "Las ciudades están planteadas para personas de clase media, de 35 años y con coche".

Puede parecer una afirmación demasiado rotunda. Pero pruebe a caminar con los ojos vendados, o en un lugar donde no puede leer las señales. Pruebe a ser un anciano que quiere subir sin ayuda al autobús. "Hay colectivos totalmente desatendidos", afirmó Carlos Rodríguez. Aquí cuatro ejemplos: ancianos y niños, personas migrantes o con baja competencia lingüística, personas con escasos recursos económicos y personas con discapacidad.

"Para que la movilidad sea real, para que haya equidad, es necesario atender a la movilidad activa y a una planificación urbana que se fije en estos colectivos", destacó el expertos. ¿Cómo se consigue? Por ejemplo, las personas con escasa competencia lingüística no suelen tener permiso de conducción y se mueven en bicicleta. Además, por su situación social, viven en zonas con pocas aceras, sin carril bici y, en definitiva, poco seguras para transitar sobre dos ruedas. "Una planificación justa atendería a este colectivo mejorando su acceso al centro de las ciudades, atendiendo a su realidad".

Los ejemplos

Un dato que demuestra una necesidad: la mayoría de los usuarios de transporte público son personas mayores y, por eso, deberían estar preparados para ellas. "Hace falta tener en cuenta que las aceras y todos los espacios peatonales que conducen a donde tomamos el transporte público, tienen que estar bien planeadas. Y los andenes y las paradas tienen que estar planteadas para este colectivo", afirmó. Si no se preparan, las personas mayores no podrán moverse por la ciudad y perderán, por tanto, las relaciones sociales. Y, mala noticia, "esto llevaría al riesgo de exclusión social".

"Necesitamos movernos para todo", aseguró el experto. Por eso, los conceptos de ingeniería del tráfico deberían dar un paso al frente: "Están un paso por detrás ahora mismo, en una fase anterior de la movilidad. Se piensa más en tráfico de las ciudades que en las personas que viven en ellas", señaló Carlos Rodríguez durante el encuentro.

Hay un ejemplo que los expertos de movilidad siempre ponen sobre la mesa, cuando toca hablar del efecto de la movilidad sobre la calidad de vida de las personas. Y es una realidad que pocos se paran a pensar, pero más que constatable. Aquí el ejemplo de un hombre de mediana edad que pierde su empleo. Al perder el trabajo, empieza a decaer su poder adquisitivo y, en consecuencia, también se reduce su movilidad. Si no tiene movilidad, dejará de tener acceso a todos los recursos para poder salir de su situación.