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El Matadero de Mieres opera sin licencia desde su apertura

La empresa recalca que asumió en 1992 la gestión de - un macelo municipal que ya estaba en funcionamiento

Sala de despiece del matadero de Mieres. J. R. SILVEIRA

El Ayuntamiento de Mieres ha iniciado un expediente para regularizar la situación del Matadero de Sueros. Tras la denuncia presentada por el propietario del Matadero Central de Asturias, con sede en Noreña, Luis Alberto Sánchez Panero, el negociado de Urbanismo ha dictaminado, por un lado, que no tiene constancia de que el equipamiento haya solicitado licencias de obras en los últimos años. Los técnicos municipales han contrastado que el macelo no tiene licencia de actividad.

El Consistorio mierense confirmó ayer que ya ha iniciado un procedimiento administrativo para regularizar la situación del matadero. Por su parte, los propietarios del equipamiento remarcaron que tienen en regla todos los permisos necesarios para desarrollar su actividad . Alegan que la concesión de la licencia de actividad en ningún caso puede ser una carencia achacable a la empresa. "Nosotros nos limitamos a coger hace 27 años la concesión de una instalación pública que ya estaba funcionando. A partir de ese momento hemos cumplido con todos los requisitos que nos han solicitado", explicó ayer Manuel del Busto Álvarez, responsable del macelo.

No es nuevo que en Mieres operen empresas sin licencia de apertura. Se han dado casos de bares muy conocidos que lo han hecho durante lustros y algo parecido sucedió con el refugió ganadero de Casa Mieres (Pinos) Incluso hay equipamientos municipales que nunca se han recepcionado y no están registrados a nombre del Ayuntamiento. "Es conocido el descontrol urbanístico que existió en los ochenta y los noventa", apuntaron ayer fuentes municipales. No obstante, nunca se había detectado una irregularidad de este tipo que haya afectado a un empresa de la dimensión del macelo mierense.

El Matadero de Mieres tuvo inicialmente gestión municipal. Durante los años 80 generó muchos problemas, con dificultades económicas y frecuentes quejas ecologistas. Al final, la gestión salió a subasta y la concesionaria firmó hasta 2042. La empresa alega, por tanto, que la ausencia de licencia de actividad es una anomalía achacable a la fase anterior.

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