Ángela Antuña lo tuvo claro desde bien pequeña: quería ser modista, y su sueño se ha convertido en realidad. La joven estuvo en la Casa de la Juventud de Sotrondio para hablar de su pasión por la costura, en un acto organizado por la Asociación Bicentenario de San Martín y que contó con la colaboración del Ayuntamiento y el Club LA NUEVA ESPAÑA en las Cuencas.

En el año 2017, la sotrondina se convirtió en la mejor diseñadora asturiana al ganar el Certamen de Jóvenes Diseñadores de Asturias con una colección inspirada en la naturaleza y la ecología. En septiembre de 2018, representó al Principado en los premios Nacionales de la Moda para Jóvenes Diseñadores que se celebró en el Círculo de Bellas Artes de Madrid. En esta ocasión, la colección con la que concurrió al certamen estaba inspirada en el Mar Muerto y sus colores y en el modo en que la acción del hombre ha influido negativamente en él.

"Desde que tengo memoria quise ser modista, era lo que me gustaba y conseguí que me aprendiesen a coser en la máquina de mi bisabuela, que era de pedal", reconoció Antuña. Después de terminar el bachillerato, tres años en Oviedo y dos en Madrid, ciudad en la que reside en la actualidad y donde lucha por hacerse un hueco en el difícil mundo de la moda. "Mis estudios supusieron un gran esfuerzo para mi familia, pues no hay apenas universidades públicas que ofrezcan lo que yo quería hacer y siempre tuve muy claro que quería tener un grado universitario".

"Me gusta ocuparme de todo el proceso creativo de una prenda, desde el patronaje hasta que lo luce la clienta" explicó, al tiempo que dejó patente que ser modista no es para ella "una profesión, sino una pasión". La diseñadora tiene entre sus referentes a Adolfo Domínguez y admira a Maison Margiela "porque también me resulta elegante".

"Me encantaría trabajar aquí en Asturias pero ahora lo veo inviable porque es necesaria muchísima inversión para montar un taller propio, ya que no solo se trata de alquiler o comprar un local sino también de hacerse con la maquinaria precisa y dar mucha importancia a las telas, que suelen ser muy caras", añadió. De momento, trabaja desde su casa en Madrid y sueña con vestir "a Paula Echevarría o Angelina Jolie". Se siente especialmente orgullosa de haber logrado trabajar en lo que le gusta "aunque aún no puedo decir que me permita vivir de ello", pues reconoce que muchos de sus compañeros de estudios "han abandonado y se dedican a otras cosas".

Para finalizar, Antuña reclamó la necesidad de que las instituciones respalden el trabajo de los jóvenes emprendedores y dejó patente su convicción de que hoy "las ayudas son insuficientes y más en un mundo como el de la moda, muy complicado".