Los usuarios del parque canino de Barredo se movilizaron ayer para exigir medidas que pongan freno a la proliferación de las llamadas orugas procesionarias del pino. Un grupo de propietarios de perros presentaron en el Ayuntamiento de Mieres un centenar de firmas reclamando la erradicación de los nidos de estas larvas urticantes, a las que son alérgicos cerca del 10 por ciento de la población. La protesta viene precedida del cierre del citado espacio de recreo debido a la masiva presencia de estos animales.

Los usuarios explican que las orugas ya han causado daños a dos perros: "A uno de ellos se le tuvo que cortar un trozo de lengua", lamentó ayer Patricia Muñoz, portavoz del colectivo. Por este motivo alertaron al Ayuntamiento de la presencia de estas larvas en el parque. Están disconformes con las medidas adoptadas: "No vasta con segar, hay que evitar que vuelvan". Reclaman que se eliminen los nidos o se coloquen en los troncos una especie de bolsas ya especialmente diseñadas para la tarea que evitar que estos animales lleguen al suelo. Estos vecinos están preocupados por sus mascotas, pero señalan que también los niños pueden sufrir daños. Las citadas orugas bajan de los nidos por estas fechas y recorren el suelo en búsqueda de un lugar en el que enterrarse para hacer una crisálida y romperla en julio ya convertidas en mariposa. Los nidos tiene forma de bolsa blanca y suelen encontrase sobre todo en pinos, aunque también en abetos y cipreses. Los animales, una vez en tierra, se mueven en línea en una procesión, de ahí su nombre, guiados por una hembra y, en ese momento, serían una presa facilísima para los depredadores si no fueran venenosas. Por ello, cuando sienten la presencia de otro animal sueltas los dañinos pelos urticantes. Los perros son sus principales víctimas. Las toxinas de la oruga procesionaria son devastadoras cuando entran en contacto con el hocico de los canes. En el caso de las personas, pueden generar reacciones cutáneas de cierta consideración, y, en casos puntuales, generar incluso problemas de dificultad respiratoria.

El Ayuntamiento de Mieres, tras las repetidas quejas recibidas periódicamente, ya ha manifestado en varias ocasiones su intención de reducir lo más posible la población de estos animales eliminando directamente los nidos que construyen en los árboles. Este año, las altas temperaturas han adelantado la presencia de las larvas.

Este aparentemente inofensivo insecto causa mucho daño a los perros. "El tratamiento puede ascender a los 500 euros y, además, no hay garantía de curación", apuntó Patricia Muñoz. Las clínicas veterinarias locales atienden unos cuatro perros cada año. Pueden quedar ciegos o incluso fallecer.