El Centro Social de Levinco acogió la presentación de la novela "Aínda", cuyo autor es Ricardo Taboada, natural de la localidad allerana y afincado desde los años 60 en Villanueva del Arzobispo (Jaén), adonde emigró de niño para estudiar en un colegio religioso y en el que se estableció definitivamente. El acto contó con la colaboración del Ayuntamiento de Aller y el Club LA NUEVA ESPAÑA de las Cuencas.

Francisco Velasco, concejal de Educación y Cultura, manifestó su satisfacción por participar en actividades culturales por todo el concejo y rememoró "aquellos tiempos en los que en casa nos decían 'no seáis mineros, que ya hubo bastantes en la familia' y que motivaron que tantos guajes marcharan de aquí para estudiar". "No debemos olvidar lo que significó la mina para esta tierra y el tributo que hubo que pagar para poder comer de ella", concluyó Velasco.

Ricardo Taboada, maestro de profesión, comenzó su intervención destacando la importancia de que en cada lugar haya gente altruista con capacidad de movilizar a la sociedad. "Mis cuarenta años de experiencia docente me enseñaron que cada día es un comienzo", reveló el autor, que habló tanto en asturiano como en castellano, y que definió Levinco como "un furacu serenu d'Asturies". "Llevé siempre conmigo el nombre de mi pueblo", afirmó Taboada, que entiende que "Aínda" es una novela histórica desarrollada entre 1930 y 1964, "dedicada al tiempo, que gobierna nuestras vidas", en la que se entremezclan personajes reales y ficticios, y que pretende ser un homenaje a las víctimas olvidadas de la silicosis.

"Quiero que España conozca cómo se vivía aquí en aquellos años", afirmó el autor. "Que no se borre la huella del minero, la persona humilde y fiel", añadió. Asimismo, manifestó su deseo de llegar a los jóvenes "para que sepan valorar lo que tienen hoy". "Los mineros nos dieron luz y vida, buscaron luz en la oscuridad pero, en el presente, los jóvenes viven rodeados de luz en un mundo oscuro", aseveró Taboada.

El autor, que ante la situación actual de su pueblo natal y la falta de juventud que emigra de estas comarcas, reconoce que "nos han cerrado todas las puertas, pero las dificultades nos hacen más fuertes", finalizó sentenciando que "somos una parte mínima de lo que podemos llegar a ser".