El dermatólogo César Cosme Álvarez fue el protagonista de la conferencia que con el título "El cáncer de piel se puede ver. Nadie debería morir por melanoma" se desarrolló en el Aula Cultural La Plaza de Sotrondio. Un acto que contó con la organización de la Asociación de Antiguos Alumnos de la Academia Juan José Calvo Miguel y la colaboración del Club LA NUEVA ESPAÑA de las Cuencas.

El coordinador del ciclo de conferencias que anualmente organiza el colectivo sotrondín, Julio Bernardo, trazó la trayectoria profesional del ponente, destacando su brillante currículum como estudiante y su dilatada experiencia como profesional en los servicios de Dermatología del Hospital Policlínico de Vigo, Cabueñes y Mieres, si bien en la actualidad ejerce en la medicina privada. César Cosme Álvarez también desarrolla una importante labor como investigador y como divulgador.

Álvarez comenzó explicando que el melanoma es hoy por hoy el cáncer de piel más peligroso, ya que en una fase avanzada y si se extiende a los órganos internos (metástasis) puede poner en peligro la vida. "Afortunadamente, el melanoma raras veces ataca sin avisar y por ello hay que estar alerta porque si se detecta pronto, casi siempre tiene cura", advirtió. Y es que, según el dermatólogo "no son necesarios métodos invasivos para diagnosticar ya que la lesión puede apreciarse a simple vista y por eso nadie debería morirse por culpa de un melanoma", lamentó. Por tal motivo, insistió en la importancia de conocer la piel, examinarla una vez al mes y si se está en un grupo de riesgo, someterse a un chequeo una vez al año.

Las primeras cinco letras del alfabeto (A, B, C, D y E) son una guía que nos avisa de las posibles señales de la enfermedad. "Que un lunar sea "A"simétrico, ha de alertarnos sobre un posible melanoma, así como que tenga sus "B"ordes irregulares o que su "C"olor no sea de una única tonalidad sino que tenga varias que vayan desde el marrón, tostado, negro al rojo, blanco o azul", destacó, al tiempo que llamó la atención sobre el "D"iametro de los lunares, destacando que "los lunares benignos suelen ser más pequeños que los malignos que suelen tener un diámetro de más de seis milímetros". El especialista referenció que "si un lunar evoluciona hay que ir al médico, pues cualquier cambio en el tamaño, forma, color o elevación, así como cualquier síntoma nuevo como hemorragias, picor o costras es indicativo de peligro y también hay que estar vigilantes con los que aparecen a partir de los cuarenta y cincuenta años".

Aunque los melanomas pueden curarse casi siempre si se descubren y tratan precozmente, podemos incluso evitarlos desde un principio. Para ello, el ponente recomendó "usar barreras físicas y ponerse a la sombra sobre todo, entre las 10 de la mañana y las cuatro de la tarde, evitar quemaduras, evitar las lámparas de bronceado, cubrirse con ropa, sombreros y gafas de sol anti rayos UV y aplicarse en abundancia crema solar de amplio espectro (UVA/UVB) con un factor de protección (SPF) igual o superior con un SPF igual o superior a 30". Para finalizar, insistió en la necesidad de solicitar valoración médica sin esperar a llegar a fases avanzadas y "huir de las falsas creencias según las cuales se cree que si se toca o manipula, se terminará extendiendo".