Inés Praga Terente "una langreana militante" tal y como referenció Alejandro Canga, presidente de la Asociación Cultural "Cauce del Nalón", impartió la conferencia "Una habitación propia: los espacios de la mujer en la literatura", que tuvo lugar en la Casa de la Buelga de Ciaño y que contó con la colaboración del Ayuntamiento de Langreo y el Club LA NUEVA ESPAÑA de las Cuencas.

Conchita Marín, encargada de la biblioteca de Sama y socia del colectivo organizador fue la encargada de presentar a la conferenciante, de quien destacó su labor como docente en la Universidad de Burgos. "Se centró especialmente durante su vida laboral en la cultura irlandesa y fundó la Asociación Española de Estudios Irlandeses, ostentando el cargo de vicerrectora de Extensión Universitaria en la Universidad de Burgos". La conferenciante se mostró especialmente emocionada por estar en la Cuenca del Nalón, "un lugar que imprime carácter y que llevo siempre conmigo porque la familia de mi madre viene de Omedines, donde aún conservamos casa y prau". Comenzó su exposición refiriéndose a Virginia Wolf, "la escritora inglesa que plasmó que una mujer tiene que tener dinero y una habitación propia si desea escribir". Recalcó que lo más importante es la intimidad, la capacidad de aislarse, "una conquista que las mujeres alcanzaron muy tarde". "Sin embargo, Virginia Wolf no fue la primera ni la que mejor definió lo que tenía que hacer una mujer, porque la primera que realmente diseñó lo que podía ser la fortaleza femenina fue Mary Wollstonecraft, que es la madre de Mary Shelley, la autora de Frankestein".

"Las mujeres han sido maestras en la oralidad y durante mucho tiempo, las literatas estuvieron obsesionadas por escribir como los varones, ser como ellos, y utilizaban pseudónimos masculinos", aseveró Praga. Por eso Virgina Woolf remarcaba la necesidad de que las mujeres se hiciesen fuertes por sí mismas. "Las mujeres quisieron ser como los hombres, luego durante décadas estuvieron contra los hombres pero creo que hay que buscar las confluencias con el varón y por tanto hemos de utilizar el 'con' y por tanto crear caminos paralelos para ir de la mano". Así, la conferenciante dejó clara su postura, manifestando que "no es necesario que las mujeres tengan poder sobre los hombres sino sobre sí mismas, porque lo que nos va a dar ese poder es lo que hagamos por nosotras mismas, no lo que hagamos en contra del varón".

"Siempre hemos tenido el privilegio de poder mostrar nuestras emociones, algo que los hombres han visto reprimido pues fueron educados para reprimirlas y esconder sus debilidades. Esa capacidad ha quedado patente también en el mundo de la literatura", destacó. Praga cree que los espacios no tienen género como tal pero sí que hay ámbitos que han sido extraordinariamente femeninos, poniendo como ejemplo de tal espacio propio, la casa, "donde la mujer ejercía de esposa y madre"

Por otra parte, también hizo referencia a los cuentos infantiles. "Durante muchos años hemos recibido el mensaje universal del príncipe azul, que hay que saber explicar porque los cuentos de princesas no son malos en sí mismos, pero hay que dejar claro que las mujeres han de ser independientes y no colgarse nunca de un príncipe imaginario". Praga subrayó que "hay muchas mujeres que han transgredido los límites impuestos, como Madame Bovary, Anna Karenina o La Regenta y que supusieron una glorificación de un determinado tipo de mujer, aunque aparecieron en un tiempo en el que su comportamiento era absolutamente vergonzoso y condenatorio".