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Las cenizas de la escombrera del Padrún se extienden por Mieres entre quejas

Los vecinos de la zona norte del concejo amenazan con impedir el - paso de camiones a Pumardongo si Hunosa no controla la polvareda

Camiones y excavadoras, trabando en la escombrera de Pumardongo. FERNANDO GEIJO

Los vecinos de los pueblos de la zona norte de Mieres se han cansado de convivir con el polvo que extiende la escombrera de Pumardongo. Varias asociaciones han presentado una queja en el registro municipal solicitando que se requiera a Hunosa para que tome las medidas necesarias para acabar con la "polvareda" de cenizas que genera esta polémica instalación, en la que se depositan tanto los estériles del pozo Nicolasa como los de la central térmica de La Pereda. Si sus quejas no son atendidas, los vecinos están decididos a movilizarse, cortando el acceso de los camiones a la escombrera.

Baíña, La Pereda, Ablaña, Cardeo, La Rebollada... Casi todas las poblaciones de la zona norte de Mieres se quejan del polvo que llega desde el alto del Padrún, donde se ubica la última escombrera activa de Hunosa: "El problema es que no riegan y ahora que se aproxima el verano todo indica que la situación irá a peor", explica Agustín Payo, de la asociación de vecinos de Baíña. La empresa pública cambió recientemente la subcontrata que se encarga del transporte y almacenamiento de los estériles en Mieres. Los vecinos aseguran que la falta de mantenimiento se arrastra desde entonces. "Durante años se estuvo regando de manera más o menos correcta, pero ahora nos encontramos que el polvo se extiende por todos los alrededores", apuntan.

De momento, los afectados han presentado varias quejas formales, pero están decididos a ser ellos los que levanten la mayor polvareda, al menos figuradamente. "Si Hunosa no toma medidas nos veremos empujados a realizar acciones drásticas, como impedir el paso de camiones", señalan los vecinos.

Los vecinos ya reclamaron sin éxito hace unos años, alrededor de 2012, la clausura de la escombrera. En aquella ocasión fueron los habitantes de El Padrún los que se quejaban del polvo, los ruidos y también de un más que factible peligro de incendio. La escombrera se encuentra a muy pocos metros de las viviendas y la presencia de camiones es constante durante todo el día, incluso en horario nocturno. Ahora, el malestar se ha extendido también por el valle.

La escombrera de Pumardongo ya estuvo bajo la lupa, en este caso política, hace unas pocas semanas. Y es que el grupo parlamentario de Podemos llevó el mes pasado a la Junta del Principado, en una pregunta escrita dirigida al Gobierno regional, sus advertencias sobre una próxima colmatación de la escombrera y la exigencia de soluciones que eso requiere, "habida cuenta de que Nicolasa, que vierte en la instalación los estériles procedentes del lavadero de El Batán, y la térmica de Hunosa, que trae sus cenizas, han alargado de momento su vida útil por encima de las restricciones impuestas al futuro del carbón".

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