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Un cronista con alma de detective que se colaba en los coches policiales

Amadeo Gancedo fue corresponsal en Mieres de LA NUEVA ESPAÑA entre 1974 y 1990. Trabajaba desde una escondida oficina que tenía en la calle Martínez de Vega y que describía perfectamente su identidad periodística. Más que el estudio de un cronista parecía el despacho de un detective, con una mampara de cristal opaco que ocultaba lo que pasaba al otro lado. Los integrantes de la tertulia "Pel Camín" destacan la enorme habilidad que tenía el astuto cronista para lograr conocer todos los detalles de cualquier suceso.

El 20 de diciembre de 1987. El popular hostelero turonés Remigio Álvarez (Casa Migio) fue tiroteado de madrugada en su establecimiento por un grupo de encapuchados, aquel crimen conmocionó a todo Mieres. Pudieron enterarse de todos los detalles gracias a LA NUEVA ESPAÑA: "Amadeo logró colarse en la parte trasera del pátrol de la Guardia Civil y escuchar todas las conversaciones sobre la investigación", rememora José Ramón Viejo. Uno de los reportajes de Gancedo que más difusión tuvieron fue el que le hizo al cura de Urbiés, aficionado a las armas, que tiroteó a un ladrón: "Logró sacarle una foto reproduciendo el momento del disparo. La historia dio la vuelta a España". La tertulia "Pel Camín" mantendrá vida la memoria periodística del irrepetible cronista.

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