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Los custodios de la memoria de Gancedo

Los integrantes de la tertulia "Pel Camín" retoman sus reuniones, ya sin el fallecido periodista, del que destacan su capacidad para perseguir infatigablemente la noticia

Por la izquierda, José Ramón Viejo, Michel Cienfuegos, Florentino Romero, Chema Castillo y Honorino Villa. GEIJO

La metodología de las ciencias de la información ha teorizado mucho sobre los modelos adecuados con los que el periodismo debe articular sus vínculos con el resto de la sociedad, en especial con el sector político y empresarial. Amadeo Gancedo no necesitó de academicismos para entender la importancia de contar con una nutrida y fiable red de relaciones. Nunca le faltaron informantes y, por ello, fue un cronista de exclusivas, de muchas primicias. Durante los últimos años de su vida canalizó su vital necesidad de mantenerse cerca de la actualidad a través de un grupo de amigos que integró en una tertulia. Ya sin el respetado periodista, esta pandilla de mierenses llena de inquietudes se ha vuelto a reunir, esta vez, para recordar al amigo ausente.

Florentino Romero, Honorino Villa, Chema Castillo, José Ramón Viejo y Michel Cienfuegos formaba, junto a otros como Tante Díaz, la "red de espías" que Gancedo tenía desplegada por todo el concejo para que nada escapara de su atención. "Lo primero que hacía cuando comenzaban las reuniones era sacar la libreta e interrogarnos. Si no le contábamos alguna noticia de interés torcía el morro", recuerda Chema Castillo. En realidad, en la tertulia "Pel Camín" el fallecido periodista reunió a un grupo de buenos amigos con los que pasar buenos ratos.

La intención de este grupo de mierenses es seguir adelante con las reuniones semanales que durante años capitaneó Gancedo. La primera tertulia sin el infatigable cronista, fallecido el sábado a los 83 años de edad, sirvió para contar anécdotas que definen tanto su carácter como su carisma. Para empezar, una historia que retrata la capacidad que tenía Gancedo para estar siempre en primera fila, lo más cerca posible de la noticia. "En una ocasión, durante una manifestación convocada si no recuerdo mal por la MCA, se montó bastante follón en el parque Jovellanos". Los miembros de la tertulia "Pel Camín" aún ríen a carcajadas cada vez que evocan la historia: "Llegó la policía y con el altavoz anunciaron que contarían hasta tres antes de cargar". Empezó la cuenta y nadie se movía: "A la de tres se produjo una estampida y Amadeo Gancedo se quedó plantado sólo en medio del parque Jovellanos". El mando policial reconoció enseguida la maltrecha silueta del periodista local, que cargó toda la vida con los efectos de una grave artritis crónica (espondilitis anquilosante) .

-Pero bueno, Amadeo, ¿qué hace usted ahí? ¿No nos ha escuchado?

-Con esta pierna no vale la pena salir corriendo.

Su afán por estar cerca de la noticia puso en muchas ocasiones en aprietos a Gancedo. En 1978, al poco iniciar su etapa como corresponsal de LA NUEVA ESPAÑA, se produjo un tenso conflicto laboral en el pozo Figaredo. Mientras varios mineros permanecían encerrados en el interior de la explotación, en un arrebato, tres representantes sindicales "secuestraron" durante nueve horas al ingeniero de la mina. Amadeo Gancedo quiso llegar hasta el mismo corazón de la protesta, un grupo de trabajadores, en medio del nerviosismo, quisieron echarle violentamente: "Le obligaron a subir al coche e intentaron volcar el vehículo. Fue Javier Carnicero (respetado sindicalista local) el que intervino y pidió que lo dejaran hacer su trabajo".

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