La primera jornada del juicio contra tres trabajadores de una residencia de Mieres por la muerte de un anciano sin asitencia sanitaria terminó con el estudio por parte de la abogada que representa a los familiares del fallecido, María Fernández, para cambiar su petición a homicidio imprudente, tal y como solicita Fiscalía. Un cambio que viene motivado tras la declaración esta mañana de los tres trabajadores, así como de los testigos.

La sesión, que tuvo lugar en el juzgado de lo Penal número 2 de Oviedo arrancó pasadas las nueve y media de la mañana. Los acusados defendieron que desconocían el funcionamiento manual del portón de la residencia, con lo que la médico del centro de salud a la que habían llamado para atender al anciano no pudo entrar. Entre los testigos que declararon esta mañana se encontraban el gerente de la residencia, el enfermero del centro que había visto al anciano en el turno anterior, el encargado de mantenimiento, la médico y el taxista que la trasladó hasta la residencia.

Los hechos demandados, tal y como se mostraba en el documento de Fiscalía, ocurrieron entre la noche del día 2 y la madrugada del día 3 de mayo de 2016. Quedaron al cuidado del anciano tres gerocultores -identificados en el escrito de Fiscalía como acusada 1, acusado 2 y acusada 3-. El enfermero encomendó a los tres que vigilaran "especialmente" al anciano "por si empeoraba su estado de salud" y había que avisar al médico de guardia.

Hubo una circunstancia que resulta determinante para el caso: el sistema de apertura del portón de vehículos -que se abría con una clave entre las 23 y las 7 horas- no funcionaba. Existía una alternativa: una llave "Allen" guardada en la caja de llaves y que permitía abrir el portón manualmente. De los tres gerocultores, el acusado 2 conocía esta llave "Aller" pero "no se había molestado en aprender a usarla", afirma el Ministerio Fiscal. Las acusadas 1 y 3 desconocían la existencia de la llave.

A las 23 horas de la noche del día 2, el acusado pasó por la habitación del anciano sin observar ningún dato "fuera de lo normal". La siguiente visita no tuvo lugar hasta las 2.23 horas, según Fiscalía. En esta seguna visita, observaron que el paciente estaba vomitando y aparentaba un empeoramiento. Fue entonces cuando los acusados decidieron llamar al 112-Asturias.

El taxi con la doctora llegó a las 3.33 horas. "Ésta llamó repetidas veces al intercomnunicador paa que le abrieran, sin obtener respuesta, el taxista tocó el claxon y dio ráfagas de luz para advertir de su presencia. Incluso se bajó y se acercó al portón y a la contigua puerta peatonal para comprobar si se podían abrir manualmente de un empujón", afirma el escrito. Los acusados, después de intentar repetidamente abrir el portón a distancia con los teléfonos inalámbricos, adoptaron "una actitud de completa pasividad". Ni siquiera, según el Ministerio Fiscal, intentaron abrir con la llave "Allen". Tampoco llamaron por teléfono a alguno de los responsables del centro, ni a la supervisora a fin de que les dieran alguna indicación sobre cómo actuar.

La médica dejó el lugar tras 15 minutos en el exterior de la residencia, ya que tenía que atender otras urgencias. A partir de las 3,47 horas, el hombre no fue visitado por ninguno de los acusados que estaban en el turno de noche. A las 5,12 horas, el acusado número 2 comprobó que el hombre había fallecido.