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La madre de Iván Castro: "De su padre solo recordaba las palizas que nos daba"

Puri Castro tilda de "surrealista" que su expareja pueda ahora optar a la herencia del joven asesinado en La Felguera: "Nunca le dio amor"

El joven de La Felguera.

Hay voces que suenan a dolor y a valentía, como la de Puri Castro. Es la madre de Iván Castro Verdejo, el joven asesinado en La Felguera en diciembre de 2017. Durante años, asegura, ella y sus hijos -Iván y Jonathan- fueron víctimas de las palizas que les daba F. A. L. Un hombre que es el progenitor biológico de los chavales, pero del que nunca recibieron amor. Ni un solo abrazo, afirma.

Por ellos, por la memoria de Iván y por la vida de Jonathan, ella ha decidido dar la cara públicamente para explicar el último infierno por el que la está haciendo pasar: tras 28 años sin comunicarse con la familia, F. A. L. da batalla legal para que no puedan considéralo "indigno" de su hijo, como quería Iván, y para acceder a la herencia del joven. Puri Castro no lo puede decir más claro: "Los únicos recuerdos que tienen mis hijos de él son las palizas que recibían y la violencia ejercida contra mí. Tengo que soportar que se me niegue la condición de víctima de violencia de género y se ponga en tela de juicio mi testimonio y el de todos los que en aquellos años nos rodeaban".

La convivencia era una agonía diaria. "La violencia, como toda mi familia sabe y como han declarado en el juicio (incluso familiares del propio agresor), era habitual, reiterada y constante", explica Puri Castro. Eran principios de los años noventa, "me sentí totalmente desamparada por el sistema. La violencia contra las mujeres salía gratis y me sentí sola". Aún así, hay dos sentencias por faltas de lesiones.

Y los recuerdos son imborrables. "Quiero deshacerme legalmente del apellido de mi padre, espero que lo comprendáis", les dijo a sus familiares paternos Iván Castro unos meses antes de fallecer. Y lo entendieron. Él ya usaba los apellidos de su madre para todo y, cuando estuvo al borde de la muerte por una leucemia, pidió que su padre no apareciera en ninguna parte. Logró salir de la enfermedad, pero fue víctima de un asesinato. En la esquela llevó el nombre que tanto le llenaba de orgullo: Iván Castro Verdejo. "Igual que mi hijo Jonathan, careció de una figura paterna. Yo tuve que hacer lo imposible para poder sacarlos adelante sola", dice la madre.

Las leyes

Maldita historia con una vuelta de tuerca que ella califica de "surrealista". "Este individuo, ahora, tiene derecho a recibir la mitad de la humilde herencia de mi hijo, así como una indemnización por el asesinato". "Una persona con este tipo de comportamientos es premiada por nuestro sistema con parte de los bienes de un hijo al que siempre despreció, nunca le dio amor. De hecho, Iván ni siquiera usaba sus apellidos".

Y lo hace amén de un cambio en el Código Civil del año 2015. Hasta esa fecha, un padre que abandonaba a sus hijos podía ser declarado indigno para suceder. "Nuestros mediocres legisladores decidieron eliminar el abandono como causa de indignidad", clama ella. Se agarraron entonces al artículo 756.1 del Código Civil, que permite declarar indigno a quien ejerce violencia habitual contra el fallecido o sus familiares. Perdieron el juicio en Primera Instancia, al no apreciar el titular de la sala "la habitualidad de la violencia".

Está recurrido, porque la familia de Iván Castro Verdejo no pierde el aliento. Pero que nadie piense que esta es una batalla económica: "Lejos de seguir esta batalla por intereses económicos, que no me importan en absoluto ante las circunstancias tremendas que me han tocado vivir, es una batalla por la dignidad de mi hijo y por todas las mujeres que hemos sido desamparadas por el sistema", asegura.

Ella, que es la madre que tanto peleó por criar a sus dos hijos, que sufrió que le mataran a uno, que ahora recibe cartas del que tanto la hizo llorar. F. A. L. está cumpliendo condena y, hace unos días, remitió un escrito a LA NUEVA ESPAÑA en el que afirmaba no querer el dinero de Iván. El hijo al que no veía desde 1992. "Vivimos en un país en el que se premia a un padre que abandona a nuestros hijos", lamenta ella. Y, añade: "Es un país en el que, en el año 2019, se sigue desamparando a quienes hemos sido víctimas de la violencia machista". Hay voces que suenan a dolor y a valentía, como la de Puri Castro.

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