Adiós a un icono de la "milla de oro" de Mieres. El ya fallecido Amadeo Gancedo, histórico periodista de LA NUEVA ESPAÑA, definía así a los casi tres kilómetros que separan el pozo Barredo del lavadero de El Batán en Mieres. A orillas de la N-630 se levantan edificios que, durante décadas, fueron el motor industrial y comercial de la comarca. Como el inmueble de Cárnicas Los Mallos, construido en 1939. El gobierno local (IU) ha anunciado su derribo subsidiario -tras no responder los propietarios a varios requerimientos oficiales-, ante el riesgo de derrumbe. La actuación tiene un presupuesto de 20.000 euros y está incluida en el plan de derribos de ejecución sustitutoria.

El proyecto está encabezado por el área de Desarrollo Urbano Sostenible, que dirige la concejala Delia Campomanes. Se trata, explicaron ayer fuentes municipales, de "acciones que se realizan siempre después de varios requerimientos de forma oficial a las personas propietarias -responsables últimas del estado de las propiedades- y cumpliendo con todos los procedimientos legales". En las últimas semanas, el Consistorio ha llevado ya a cabo un derribo en Turón, con una inversión de 17.000 euros.

La factoría Cárnicas Los Mallos se levantó justo después de la Guerra Civil. Está en La Peña, muy próxima al lavadero de El Batán. Fue la sede de una empresa dedicada a todo tipo de embutidos. Y, con el paso de los años, se especializó también en fiambres. Junto a este gran inmueble en La Peña, que suma cuatro pisos, la firma contaba con un punto de venta en el centro de Mieres.

Pasó el tiempo, cayó la actividad, y la factoría quedó cerrada en los sesenta. Cuarenta años de trabajo con un candado en la puerta. Las instalaciones se vendieron a una empresa de transporte que las utilizó como garaje para sus vehículos. Pero la factoría sufrió actos vandálicos, incluso estuvo "okupada". Y varios incendios provocados aceleraron su declive.

Está tan deteriorada que se ha incluido en el plan de derribos del Ayuntamiento, que se fija en tres aspectos para elaborar su inventario: peligrosidad, salubridad y ornato. El aspecto de Los Mallos es malo, el riesgo que supone es peor: a diario, circulan por la zona muchos vehículos que están expuestos a un desprendimiento. Antes de llegar a este punto, el Ayuntamiento avisa a los propietarios de su responsabilidad de mantenerlos en buen estado para evitar su declaración en ruinas.

El gobierno local ha duplicado, en los últimos años, la partida destinada al derribo de inmuebles en ruina por ejecución sustitutoria. Ahora asciende a 200.000 euros, con el objetivo de poder actuar evitando "situaciones de riesgo y de falta de salubridad" que puedan afectar a los vecinos del concejo.