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La actividad en el complejo sanitario comarcal

El Hospital de Riaño redujo las infecciones quirúrgicas a la mitad en ocho meses

Los análisis microbiológicos para administrar el antibiótico óptimo y la mejora de los sondajes y los antisépticos son algunas de las medidas

Por la izquierda, Paula Alonso, Susana Diego (coordinadora de calidad), Julia Lobo, Alba Riesgo, Carmen Martínez, María Antonieta Gayoso (jefa del servicio de farmacia) y Patricia Mejuto (microbióloga). J. R. SILVEIRA

El Hospital Valle del Nalón ha logrado reducir más de un 50% las infecciones quirúrgicas en lo que va de año mediante un programa de buenas prácticas que incorpora medidas específicas como la mejora de la profilaxis quirúrgica (los antibióticos que se suministran al paciente antes de la intervención), de los sondajes urinarios y de los antisépticos (las sustancias antimicrobianas que se aplican sobre la piel para reducir la posibilidad de infección). También se han rebajado las infecciones a nivel general en el complejo sanitario gracias a una labor conjunta de varios departamentos que analiza cuál es el antibiótico idóneo que precisa cada paciente en su estancia.

"En el centro siempre ha habido una política antibiótica" -explica Alba Riesgo, directora del hospital, "pero en los últimos meses se ha intentado relanzar con un grupo de trabajo que se llama PROA (Programa de optimización de antimicrobianos), siguiendo las recomendaciones del Ministerio de Sanidad. Estamos por debajo de la media nacional y en el ámbito quirúrgico, de diciembre de 2018 a agosto de este año, hemos conseguido bajar más de un 50% las infecciones. Los pacientes están menos en el hospital, tienen menos complicaciones, menos mortalidad y muchas veces no necesitan antibióticos, con lo que evitan efectos secundarios. Y también ha bajado el gasto".

Las actuaciones que se han puesto en marcha, señala Carmen Martínez, responsable del área de Medicina Preventiva y Salud Pública del hospital, son "medidas ya conocidas, pero que se han estandarizado y todo el hospital está implicado en prevenir la infección. Se han centrado en mejorar la profilaxis quirúrgica y en utilizar un mejor sondaje urinario y un mejor catéter venoso periférico (los tubos para administrar tratamientos). En ambos casos tratamos de que se usen estrictamente el tiempo necesario, retirándose cuando ya no son necesarios. También se han modificado los antisépticos y desinfectantes que se usan".

Además, se hace un seguimiento diario a los pacientes que están tomando antibióticos y a los que tienen microorganismos que es necesario seguir porque tienen un nivel de resistencia mayor: "Hacemos una monitorización a lo largo de la estancia. Algunos de esos pacientes que tienen microorganismos determinados -tuberculosis, varicela o staphylococcus aureus- precisan aislamiento, en habitaciones individuales, intentando que sea el menor tiempo posible".

El desarrollo del programa implica un intenso trabajo de coordinación entre las áreas de microbiología, farmacia, medicina interna y el resto de servicios hospitalarios. "El PROA es un mandato obligatorio de Naciones Unidas para evitar el aumento de la resistencia a antibióticos y todos los hospitales están trabajando en su implantación, cada uno adaptándolo a las características de su centro", explica Julia Lobo, especialista de Medicina Interna y coordinadora del programa. "A diario tenemos un informe de farmacia con un listado de los antibióticos de los pacientes y, según los resultados de microbiología, tratamos de administrar el antibiótico correcto para ese paciente en particular y evitar las resistencias. Se da el fármaco concreto que necesitan y el tiempo que necesitan".

El programa ya tiene incluso un boceto de logotipo, un dibujo alusivo realizado por Irene -una niña de seis años hija de Paula Alonso, una de la microbiólogas participantes- que se pretende usar en futuras acciones de sensibilización.

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