Porno en línea, redes sociales y los chats de Whatsapp. Tres de las razones, según las expertas consultadas por LA NUEVA ESPAÑA, por las que los maltratadores cada vez son más jóvenes y más reincidentes. Como L. R. S., de 29 años, que el viernes se enfrentó a dos juicios en Langreo por subir fotos de su ex desnuda a redes sociales y por un quebrantamiento de la protección de la víctima. Además, estaba en la cárcel de Asturias cumpliendo una pena relacionada con violencia de género -según fuentes oficiales-, y tuvo órdenes de alejamiento, al menos, con otras tres de sus parejas. Es "prácticamente imposible" que los agresores se sometan a terapia de forma voluntaria y con resultados satisfactorios.

"El acceso al porno, y hablamos de un porno muy fuerte, es cada vez más fácil y se da en edades más tempranas", aseguró la psicóloga Paula Marín, especializada en violencia de género. De hecho, un reciente estudio -"Nueva pornografía y cambios en las relaciones interpersonales"- reveló que el 70 por ciento de los españoles ha consumido porno a los ocho años.

La pornografía, subraya Marín, "cosifica a la mujer" y hace que los más jóvenes perciban las relaciones sexuales desde un punto de vista machista, coitocéntrico e irreal: "Ven a la mujer como un mero objeto que pueden utilizar". Algunas imágenes que circulan por la red, añadió, "son muy gore". La educadora sexual María Rodríguez explicó recientemente que "hay que repetir constantemente que el porno es ficción, como una película de Brad Pitt". Las expertas también hacen hincapié en la necesidad de más educación sexual en los centros educativos y también en casa.

Las redes sociales no ayudan a las relaciones. "El control de la víctima por parte de los maltratadores es total", afirmó Marín. En el caso juzgado recientemente en Langreo, el joven había publicado en Instagram unas fotos de la chica -de 22 años- desnuda. Eran unas imágenes tomadas en un momento de intimidad. "Se usan como chantaje en muchos casos". Además, "en ocasiones el maltratador pide a la víctima sus contraseñas y vigila sus momentos en línea, los 'me gusta' que recibe y todos sus movimientos en las redes", destacó Marín.

Reincidentes. En el caso de Langreo, se está valorando si L. R. S. amenazó a su ex con volver a subir las imágenes a la red cuando estaba ya encausado y con una orden de alejamiento vigente. "En la mayoría de los casos, ellos no se ven como maltratadores", afirma la psicóloga. De hecho, durante el juicio el Fiscal cuestionó a L. R. S. sobre otras órdenes de alejamiento que había tenido con otras parejas: "No es del todo así, de hecho en una la sentencia fue absolutoria", reclamó ella.

Falta de arrepentimiento a la que no ayuda, destaca Marín, el entorno social. Según la psicóloga, en los últimos años, se han hecho una constante los mensajes de "cosificación" de la mujer y machistas en los grupos de Whatsapp entre amigos (hombres). "Se ven verdaderas atrocidades, como imágenes compartidas por el propio novio de la chica que aparece", afirmó. En estos grupos, añadió, son tan culpables los usuarios activos como los que callan: "Si uno de ellos dijera que están haciendo algo ilegal y que los va a denunciar, se rompería esa dinámica".

Ese refuerzo social hace aún más difícil eliminar los comportamientos machistas. En casos de maltrato reiterado, como L. R. S., la terapia psicológica con resultados satisfactorios es muy difícil. "Para empezar, porque ellos no creen necesitarla. Consideran, en la mayoría de los casos, que son víctimas de las mujeres". Los pocos casos que ha atendido en consulta, eran de hombres que acudían por un ultimátum de sus parejas: "O cambias, o se acabó". "No llegan a involucrarse en consulta, se percibe que no se creen nada de lo que están escuchando". Casi imposible romper unos esquemas rígidos, construidos durante toda la vida.