"No seamos cómplices de las injusticias", reclamó el misionero colungués Miguel Ángel Gullón en la mesa redonda titulada "Caminos de integración". Lo hizo dentro de la XVI Semana Solidaria de Mieres que organizan la Fundación Juan Soñador y ADECO - Asturias, con la colaboración del Ayuntamiento de Mieres, la Agencia Asturiana de Cooperación al Desarrollo y el Club LA NUEVA ESPAÑA de las Cuencas.

El coordinador de las jornadas, Juanjo Ruiz Husillos, presentó el acto y llamó a la movilización. "No podemos quedarnos en las palabras, por muy bonitas e interesantes que sean. Hay que ponerse en marcha", dijo.

El ingeniero Alfonso Pombo relató su experiencia como cooperante en la amazonia peruana, "un lugar desconocido y olvidado, prácticamente incomunicado, en el que sus habitantes son víctimas de las grandes desigualdades del país". Pombo desarrolló su actividad en la cuidad de Yurimaguas y los pequeños asentamientos ribereños, denominados "caseríos", en los que la población indígena lleva a cabo una economía de subsistencia en un entorno carente de agua potable ni electricidad. "A pesar de ello, cada caserío suele disponer de una escuela de educación primaria donde estudia la numerosa población joven de esos lugares, pues las familias son numerosas", señaló el cooperante, que describió la situación de hacinamiento e insalubridad que se vive en los pocos enclaves urbanos a los que los campesinos acuden en busca de mejores oportunidades.

Pombo destacó los valores tradicionales de las poblaciones indígenas, el sentimiento de comunidad, el respeto y la relación con la naturaleza, que contrastan con la actitud despectiva y discriminatoria del resto de la sociedad peruana. Asimismo, Pombo identificó los principales problemas que afectan a la amazonia peruana, entre los que destaca la acelerada deforestación como consecuencia de los grandes intereses económicos. "La selva está siendo sustituida por inmensos campos de soja, palma aceitera y pasto para el ganado", denunció el cooperante, que ha sido testigo de los efectos de la contaminación producida por la minería, la extracción de petróleo, la fumigación y la tala de árboles. Pombo, que relató el papel subordinado de la mujer y la cotidianidad del alcoholismo y los abusos a menores, dio el punto optimista al hablar del proyecto de educación secundaria y universitaria dirigido a niñas que, en su mayoría, retornan y transmiten sus conocimientos en las comunidades de origen. "Es un deber respetar la diversidad natural y humana que aún resiste allí", finalizó Pombo.

El misionero dominico Miguel Ángel Gullón relató los terribles acontecimientos sufridos por la comunidad taína en la provincia dominicana de El Seibo, en la que 613 familias fueron desalojadas por la fuerza de sus tierras dentro del proceso de ampliación de los espacios para el cultivo de caña de azúcar que lleva a cabo la poderosa empresa Central Romana, "que produce dos tercios del azúcar que consumen los norteamericanos y que se ha hecho con el 70% del terreno del Seibo a pesar de que la constitución de la República Dominicana prohibe los latifundios", lamentó Gullón.

El misionero describió la violencia ejercida en los desalojos, la destrucción de las viviendas y las agresiones sufridas por sus habitantes con la connivencia de autoridades y policía.

Tamaña injusticia ha sido denunciada ante el gobierno dominicano. "Frente a las torturas de los sicarios de los terratenientes, el encarcelamiento de las víctimas y la violencia que ya ha costado la vida de un niño, exigimos que los derechos humanos sean una realidad de la República Dominicana", manifestó Gullón.