El empresario mierense Germán Vázquez Álvarez falleció el pasado miércoles a los 84 años de edad, en el hospital Vital Álvarez Buylla. Cofundador de la compañía Gersil, su pérdida ha causado un hondo pesar en la sociedad de Mieres, como mostraron ayer las numerosísimas expresiones de condolencia que la familia recibió en el tanatorio de Murias (Mieres), donde estuvo instalada la capilla ardiente hasta que, a las nueve de la noche de ayer, los restos de Germán Vázquez fueron incinerados.

Natural de Rozadas de Bazuelo, Vázquez estaba casado con Rosario Muñiz y tenía dos hijos. Empezó a trabajar como aprendiz, siendo aún adolescente, en el antiguo Garaje Tuñón, propiedad de Cilio Losa, exalcalde de Mieres. Ese empleo le puso en contacto con el mundo de los repuestos de automóviles, en el que desarrolló después parte de su labor empresarial, primero con la firma Repuestos Germán, en comunidad de bienes con su hermano Silvino Vázquez, "Cholo", y después compartiendo con él también la titularidad y la gestión de la sociedad mercantil Gersil, dedicada desde hace más de 35 años a la distribución de accesorios de automóviles y a los repuestos industriales.

Como recordaba ayer Silvino Vázquez, Gersil ha estado muy pegada a la minería del carbón a través de los suministros a empresas carboneras de la cuenca central asturiana, además del suroccidente de la región. También de las comarcas hulleras y antraciteras de León.

Germán Vázquez perteneció así a una generación de mierenses que destacó por su laboriosidad y emprendimiento durante décadas de intensa actividad económica en el concejo vinculada a su pasado esplendor industrial y que sobresalió también por la capacidad para resistir el declive que trajeron las reconversiones siderúrgica y del carbón. Gersil tiene en la actualidad dos establecimientos en Mieres y Pola de Lena.

Germán Vázquez estaba jubilado desde los 65 años. Fue un apasionado de la caza desde su juventud y también uno de los referentes de la colonia de asturianos que veranea en la localidad leonesa de Villadangos del Páramo. Hasta unas semanas antes de su fallecimiento, seguía frecuentando su tertulia en el bar "La Vida Loca", donde sus amigos le recuerdan sobre todo por su bonhomía y extraordinaria generosidad.