El único parque canino que se encuentra integrado en el casco urbano de Mieres ha tenido que cerrar por segunda vez en menos de dos meses tras encontrarse nuevamente veneno en el interior recinto vallado. Como ya pasó a finales del mes de octubre, el Ayuntamiento ha tenido que precintar los accesos a la parcela a la espera de que los terrenos queden nuevamente saneados.

A lo largo de los últimos meses han sido al menos dos los animales que terminaron en el veterinario tras sufrir intoxicaciones en el parque canino que se encuentra junto al campus universitario de Barredo. Finalmente, este equipamiento público fue clausurado temporalmente a finales de octubre por la aparición de veneno en el enclave. Por ello, el Ayuntamiento de Mieres se planteó entonces medidas de control con la instalación de cámaras en el parque para disuadir, o en su caso cazar, a los autores de estas fechorías que ya han hecho enfermar a varios perros en los últimos años.

La historia ha vuelto a repetirse. De nuevo se ha encontrado veneno en el recinto y el Ayuntamiento ha tenido que echar por segunda vez este otoño el cierre. Los usuarios están molestos y preocupados: "Llega un momento en el que cada vez que ves al perro llevar la boca al suelo te sobresaltas", apuntan los mierenses que acuden a este lugar con sus mascotas: "El Ayuntamiento dijo que tomaría medidas y que valoraría incluso colocar cámaras, pero al final no sea hecho nada. Un día morirá un perro y ya será tarde".

Lo que se ha encontrado en el parque canino son golosinas especiales para perros con algún tipo de sustancia. La intención del Consistorio es aumentar la vigilancia policial en la zona, aunque recalcan que es imposible mantener un control constante en la zona.

Delia Campomanes explicó que, "hasta que no se limpie perfectamente el veneno y además se analicen las muestras tomadas, el parque va a permanecer cerrado por seguridad y prevención". Ahora bien, el gobierno local está preocupado por este tipo de acciones que se consideran totalmente premeditadas.