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Una residencia de Bustiello, en riesgo de cerrar por filtraciones de agua de la carretera

Los responsables del centro geriátrico llevan años reclamando al Principado una solución: "Si no nos escuchan, se perderán seis empleos en Mieres"

Un trabajador de la residencia señala El lugar en el que se producen las filtraciones, en Bustiello. C. M. B.

Una iniciativa empresarial que se ha convertido en pesadilla. Manuel Bernardo puso en marcha una residencia de mayores en Bustiello, en 2003. Y lleva desde entonces, dieciséis años, peleando con las administraciones por una incidencia en la canalización de aguas que provoca inundaciones en el inmueble. El agua se filtra por las paredes y ha desembolsado ya miles de euros en reparaciones: "Nadie me escucha", clamó ayer. Asegura que lleva esperando desde septiembre por una reunión con el alcalde, Aníbal Vázquez (IU). La versión del gobierno local es que el regidor ya ha atendido su demanda, pero el Ayuntamiento no tiene competencias. "Se ha informado a Hunosa y al Principado del problema", afirmaron fuentes municipales. Si nadie actúa rápido, la residencia Rotella cerrará sus puertas: tiene seis empleados y capacidad para quince residentes.

Manuel Bernardo, director de la residencia, mantuvo un primer encuentro con el regidor hace ya unos años. Vázquez le acompañó a una reunión con la dirección general de Carreteras: "Vinieron a ver lo que pasaba, dijeron que tomarían medidas, pero seguimos igual. Todos los inviernos es un calvario", señala Bernardo.

Lo que pasa, explica él, es que hay un "fallo" en la canalización de un antiguo túnel de Hunosa. Las aguas entran a las bravas en el sistema de filtrado de la carretera y esto produce inundaciones en el bajo del inmueble. La lavandería está cubierta por humedades, que se están propagando por el interior de la residencia. Se acumula agua en el foso del ascensor, que tienen que desocupar una vez al mes con una bomba. "Tuvimos que cambiar los suelos, dentro de poco tendremos que reponer los azulejos. La situación es insostenible y económicamente inviable".

Bernardo reclama la mediación del Ayuntamiento con Carreteras: "A mí, si voy yo solo, no me escuchan. Estamos hablando de una empresa en el concejo de Mieres y los políticos municipales miran hacia otro lado", lamenta. Actualmente cuentan con cinco empleados, pero en épocas de ocupación alta la plantilla alcanza los seis trabajadores.

No es el único problema de la residencia. Aunque el servicio suele contar con lista de espera, en las últimas semanas se ha reducido la ocupación. Los responsables del centro geriátrico afirman que, desde los Servicios Sociales del Ayuntamiento -cuando no hay plazas públicas disponibles-, se proponen otros establecimientos del municipio. "El nuestro nunca, no nos han echado una mano en la vida", lamentan. Si la situación no mejora, añade el director de la residencia, tendrán que cerrar sus puertas en unos meses.

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