Víctor Manuel siempre llena en su Mieres. Y ayer lo hizo, no quedó ni una butaca libre en el auditorio Teodoro Cuesta, en un encuentro con los lectores. Un acto organizado por el Centenario de la Biblioteca Vital Aza, presentado por su directora, Elena Losa.

Ella preguntaba y Víctor Manuel respondía. Un Víctor Manuel más relajado y más cercano que nunca. Repasó sus inicios en Madrid, los de un "guaje" de diecisiete años al que le podían las ganas. Y confesó que, entonces, la composición era "espontaneidad pura": detrás de letras como "Paxarinos" hay "dos botellines de sidra". Una creatividad que fue refinando y que le convirtió en lo que es. Contra todo pronóstico: "Yo pensé que iba a ganar unes perres en Madrid y que volvería aquí, a montar una cafetería". Risas del público, puro alivio de que no dejara la música. El encuentro estuvo dividido en tres bloques: "Mieres y Asturias", "Lucha social" y "Amor y desamor". Cerró con preguntas del público. Cada bloque comenzó con tres de sus canciones, recitadas por la bibliotecaria Rosa Díaz.

"Por el camino de Mieres / ya no me despierta al alba / el run run del tren de chapa, / la sirena de la fábrica".

Ese Mieres que tanto le dio. A unos padres que creían en él: "Les dije que quería ser cantante y ellos, desde la bondad, me dieron el dinero que tenían guardado para que estudiara". En un festival ganó 125.000 pesetas, las que le regalaron el tiempo para "encerrarse" y componer. Entonces comprendió que su vida estaba en Madrid, que la idea de la cafetería no era la acertada. Llegaron más sueños, más ganas de cambiar el mundo.

"Cuando hablan de la patria / no olviden que es mejor / sentirla a nuestro lado / que ser su salvador".

Lo peor que podría haber sido Víctor Manuel es obediente. Por eso ayer repasó algunas "peleas" contra la censura, cuando tuvo que cambiar la letra de "Carta de un minero a Manuel Llaneza". O su militancia en el Partido Comunista: "Militaba muy fielmente, con mucho voluntarismo. Pero fui sacándome de ahí, había nacido el mi guaje. Me apetecía más estar con el fíu míu que con el de Carrillo".

"Digo amor y digo libertad / que tu cuerpo es el timón que hace dibujos en el mar. / Digo amor y digo en realidad / que el amor, como las plantas, si se riega crecerá".

Imposible una mejor descripción del amor. O no, porque Víctor Manuel aseguró que ha compuesto "más de cuarenta canciones" pensando en Ana Belén: "Se ve que me gusta", bromeó. Más allá de sus palabras, están sus gestos.

Entre risas, contó que su nieto de 5 años le había dicho que tenía que cambiar la letra de "Allá arriba en el Norte". "Dices un paraíso natural y es el paraíso natural, porque solo hay uno", le reprendió. El "yayo", ahora, lo dice bien en los conciertos. Le tembló la voz al recordar la historia que inspiró la canción "La madre", la de una mujer que consiguió heroína más pura para que su hijo dejara de sufrir. Víctor Manuel, ayer, confesó que todos los beneficios de esa canción fueron para la Fundación Contra la Droga.