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En silla de ruedas por "les caleyes"

Solo un 25% de las personas con discapacidad, como Jesús Antonio Fernández, "resisten" en la zona rural

Jesús Antonio Fernández, en el entorno del ambulatorio de Casomera. C. M. B.

Abrió los ojos en el hospital y la memoria le anudó el estómago. Recordó que había estado encofrando en un cuarto piso, la angustia de sentir que caía. Al alivio de estar vivo, le siguió la desazón de no sentir sus piernas.

La vida de Jesús Antonio "Chus" Fernández González, atleta paralímpico allerano y presidente de la Federación de Deportes para Personas con Discapacidad Física de Asturias (Fedema), cambió para siempre en 1991. Una lesión medular le puso en un cruce dramático cuando solo tenía veinte años: podía hundirse hasta el fondo, podía volver a casa y pelear. Optó por la segunda, no habría "caleya" que le parase. Recibe a LA NUEVA ESPAÑA en Casomera para hablar del mundo rural desde donde casi nunca se habla: desde una silla de ruedas.

El punto de encuentro es la plaza del pueblo, hay una placa que la adorna: "A don Jesús Antonio Fernández González, en reconocimiento a la trayectoria deportiva y por el éxito logrado en las Paralimpiadas de Atenas 2004". De Grecia volvió con un diploma en esgrima, el deporte que practica desde hace décadas. "Mis vecinos solicitaron la instalación de la placa al Ayuntamiento. Tengo suerte, levanto una mano y tengo a todos pendientes para ayudarme si lo necesito".

Gracias a sus vecinos, también a su familia, pudo quedarse en Casomera. Y se hizo resistencia: solo un 25 por ciento de las personas con discapacidad viven en zonas despobladas, según el Instituto Nacional de Estadística (INE). "Es porque, a la difícil situación que se plantea en casos como el mío, se suman las peculiaridades de los pueblos", explica.

Las "caleyas", que tan bien sortea ahora con su silla de ruedas: "Casomera es bastante llano. Muchos compañeros han tenido que irse a la ciudad por la movilidad", explica. Llega a la puerta de su casa, una bonita vivienda de dos plantas. "Cuando volví del hospital, lo primero que tuvimos que hacer fue encontrar una solución para mí". Construyeron un ascensor en el interior de la casa, su habitación está en la segunda planta, y un baño adaptado en el mismo piso. "Hay ayudas, aunque llegan mucho tiempo después y no lo cubren todo".

La familia de Gema González, presidenta de la Asociación de Personas con Lesión Medular y Otras Discapacidades del Principado de Asturias (Aspaym), también tuvo que esforzarse para "resistir" en Campomanes. Ella tenía 17 años cuando, tras un accidente de coche, perdió la movilidad de las piernas. "Tuvimos que cambiarnos de casa, no había otro arreglo", recuerda. La vivienda está hecha totalmente adaptada a sus necesidades. O, al menos, todo lo adaptada que permitía la arquitectura de hace más de treinta años. Desde Aspaym, asegura, "se evalúa cada caso con los técnicos y se busca la mejor solución posible".

"Ahora hay más asociaciones, más recursos. Recuerdo que, durante dos años, yo me sentí perdido", dice Jesús Antonio. Continúa el paseo por Casomera sin problemas aunque, llano y todo, reconoce que sería más complicado para alguien sin su forma física. "Después del accidente, hice de mi vida el deporte". El polideportivo de Cabañaquinta lleva su nombre, le cuesta no hablar de esgrima: "¿Sabes que es el único deporte olímpico que nació en España?".

Llega a la zona más alta de Casomera, al entorno del edificio que comparten el ambulatorio y el centro social. Los vecinos pidieron al Ayuntamiento unas rampas para "Chus", no querían que se perdiera ningún evento. "Lo cierto es que lo agradecí porque, más allá de las barreras arquitectónicas, otro problema que encontramos es la dificultad de acceso al ocio". Por eso, añade, es necesario que las administraciones se esfuercen en garantizar una correcta conexión a internet y telefonía móvil: "Aparte del entretenimiento, ayudan a la inserción laboral en el caso de las personas que tengan que optar por el sector de las nuevas tecnologías para mantenerse trabajando".

Es casi la hora de comer, Jesús Antonio ha quedado en Gijón. Ahora comparte su vida con la ciudad, pero no tiene previsto abandonar del todo Casomera. "Eso nunca", sonríe.

- ¿Qué le diría a una persona que esté pasando ahora por lo que pasó usted tras el accidente?

-Que no se hunda, que no abandone. Tendrá que adaptarse, pero puede vivir la vida que tenía prevista.

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