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El fallecimiento de un jubilado allerano de 77 años

Boo teme más desprendimientos: "Ahora hay un muerto, pero aún puede ser peor"

Los vecinos relacionan la caída de la roca que mató a Antonio Lesmes con la inestabilidad del monte que vienen denunciando desde hace años

De izquierda a derecha, Tino Díaz, Marcelino Alonso y Pepe Fernández, ayer, en el lugar del suceso. C. M. B.

En Boo se ha cumplido la fábula de "Pedro y el lobo" y los vecinos ya no están para más cuentos: "Lo sucedido no tiene nada que ver con las lluvias ni con el temporal. No ha sido un argayo al uso. Ha sido un desprendimiento. Llevamos años advirtiendo del peligro y nadie nos hace caso. Nos sentimos frustrados y desatendidos".

El fallecimiento el pasado jueves de Antonio Lesmes, tras quedar sepultado por un corrimiento de tierra mientras paseaba tranquilamente a pocos metros de su casa, en el barrio de Puenxo, ha originado en Boo un rabioso sentimiento de pena e irritación. "Son muchos años advirtiendo de que esto iba a pasar sin que nadie nos atienda", señalaba ayer muy enfadado Gaspar Vázquez, presidente de la asociación de vecinos.

El sentir general en el pueblo es que el desprendimiento de la gran roca que acabó con la vida de Antonio Lesmes, minero jubilado de 77 años, está relacionado con los problemas geológicos que amenazan la seguridad del pueblo. Se trata de un problema único, pero con dos frentes de avance. El primero es la enorme piedra -con un peso superior a 740 toneladas- que amenaza con caer sobre la localidad desde lo alto del monte. Los vecinos alertan desde hace años de la aparición de grietas en la finca sobre la que se sustenta la peña. Está localizada en el barrio de El Picu. Paralelamente, los socavones se han extendido desde la zona alta al centro del pueblo y afectan ya a más de cincuenta viviendas.

La polémica por las grietas en el pueblo de Boo se remonta ya al año 1991. Por aquel entonces, veintidós familias tuvieron que ser desalojadas de sus casas, en el barrio de Puenxo, por el inminente riesgo de derrumbe. Uno de los que se vio afectado entonces fue el propio Antonio Lesmes.

"Ahora ya tenemos un muerto y algo incluso más grave pueda pasar en cualquier momento", señala Gaspar Vázquez. Los vecinos quieren dejar claro que el corrimiento de tierra que sepultó mortalmente a Antonio Lesmes no puede ser considerado un argayo como tal: "Lo que cayó fue una roca tan grande como un coche que lo golpeó y lanzó por los aires, arrastrando además mucha tierra a su paso", explican. En el pueblo remarcan que ya se sabía que este lugar en concreto era "muy inestable".

Uno de los vecinos que más claro tiene lo que pasó la tarde del jueves es Marcelino Alonso. Pasó por uno de los momentos más angustiosos de su vida. Al llegar a su finca de Puenxo, encontró un gran desprendimiento de tierra y rocas en el terreno anexo. "Hay una persona muerta, hay que llamar al 112", le dijo un vecino muy nervioso. "Llamé para que vinieran cuando antes, vimos que había un cuerpo, pero no sabíamos quién era", apunta Alonso. En el barrio de Puenxo aparecieron, casi de inmediato, una patrulla de la Guardia Civil y seis efectivos de bomberos. También personal sanitario, que nada pudo hacer por salvar la vida de Antonio Lesmes. "Llevábamos tiempo avisando de que esta zona está muy mal", lamentaban ayer los vecinos, reunidos en corrillos a pocos metros del argayo.

El funeral por Antonio Lesmes será hoy a la una en Boo.

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