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El luctuoso curso del río Caudal

Seis personas han aparecido muertas en lo que va de siglo en el tramo fluvial que atraviesa Mieres, vertebrado por una senda desde los noventa

Labores de rescate de la mujer encontrada el miércoles en el río.

Mieres mantuvo durante décadas una difícil relación con el río Caudal. Los frecuentes y devastadores desbordamientos del "río grande" y su paulatino deterioro ecológico debido a la intensa actividad minera hicieron que la ciudad se distanciase lo más posible de un cauce hostil. A mediados de los noventa se abordó, con mil millones de las pesetas de entonces, la canalización de la travesía urbana del río y la construcción de la actual senda fluvial. Eso, unido a la recuperación ambiental de las aguas, hizo que los mierenses y el Caudal se volvieran a abrazar. Este hermanamiento arrastra aún con todo su propio curso turbio.

En lo que va de siglo hasta seis personas han sido sacadas sin vida del río Caudal a su paso por Mieres. Han podido ser más, ya que las fuerzas de seguridad han evitado en más de una ocasión tentativas de suicidio, con intentos de tirarse de alguno de los puentes que salpican la travesía urbana. El último caso se produjo el pasado mes de agosto, cuando la Policía Local evitó que una mujer de unos 30 años de edad se tirara de madrugada del puente de Seana.

La intervención de un agente de Policía Nacional que pasaba con su coche por la autovía evitó anteayer que otra mujer, de 51 años y también con problemas mentales, pereciera en el río. Mientras conducía vio algo moverse sobre la pequeña plataforma que se encuentra bajo el puente de Santa Marina. Inicialmente pensó que se trataba de un animal. Paró el coche y se percató de que era una persona. Un par de horas más tarde la mujer, con síntomas de hipotermia, era rescatada de las gélidas aguas por el helicóptero del "112". El espectacular operativo tuvo un final feliz, pero el río no siempre se ha mostrado tan benévolo.

En lo que va de siglo seis persona san perdido la vida en el río Caudal a su paso por Mieres. El recuento podría elevarse a siete si se cuenta al turonés de 47 años que en mayo de 2015 fue encontrado sin vida en la orilla del río Turón, bajo el puente de acceso a La Veguina. La arremetida más luctuosa del Caudal a su paso por Mieres aconteció en 2001. En apenas cuatro meses aparecieron tres cadáveres en el cauce.

Los tres cuerpos se localizaron en un tramo de poco más de un kilómetro de longitud. Dos de ellos, además, se hallaron justo debajo de los puentes de Seana y de FEVE. Esta circunstancia hizo que la investigación trabajase desde un primer momento con la hipótesis de suicidios. El primer cadáver apareció en junio. Fue sacado del río por los Bomberos a la altura del polígono de Gonzalín. La investigación chocó con enormes dificultades para identificar cadáver, que tardó tres días en ser reclamado por su familia. Se trataba de un allerano de 41 años. Un mes más tarde, en julio, otro cadáver fue encontrado por unos vecinos en las inmediaciones del puente Seana, a menos de cien metros, río arriba, del lugar donde cuatro meses más tarde, en octubre, sería hallado el tercero. Fueron identificados, respectivamente, como una allerano de 41 años y una vecina de Gijón. En este último caso la Policía Nacional tuvo que recurrir a la colaboración ciudadana para identificar a la víctima, distribuyendo una foto de su rostro sin vida.

Si lo sucedido en 2001 generó alarma social por la proximidad en el tiempo de las muertes, la desaparición de un agente de policía en 2010 suscitó una enorme congoja durante casi 12 días. Una patrulla rural de la Guardia Civil de Riosa terminó localizando el cadáver del inspector, que había desaparecido en la localidad mierense de Baíña cuando disfrutaba de una jornada de pesca en las Caudal. Los agentes divisaron el cuerpo sin vida del policía cuando bajaba río abajo en las inmediaciones del parque empresarial de la localidad morciniega de Argame. Apenas un mes después, un jubilado de 70 años cayó al río a la altura del casco urbano. La riada arrastró al hombre unos 4 kilómetros. Fue encontrado sin vida a la altura de Baíña.

Un vecino de Ujo de 46 años falleció en 2013 tras caer con su coche al río. Circulaba por la autovía en sentido León a la altura del enlace sur de Mieres. La caída, desde unos 25 metros de altura, fue mortal.

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