Finalmente no hubo paro en la estación de Valgrande-Pajares. Pero el hecho de desconvocar una posible huelga media hora después de la apertura oficial de la estación se dejó sentir en la afluencia. Pocos esquiadores y algunas familias aprovechando la nieve con los niños fue el balance de ayer en la estación lenense. La plantilla decidió en asamblea no parar y conceder a la Consejería de Cultura un plazo de quince días para que convoque una mesa de seguimiento para analizar la situación que se vive en la estación, tal y como confirmaron fuentes sindicales. Entre los usuarios que ayer estaban en las pistas, indignación. "Es una vergüenza esta actitud porque solo están dañando la imagen de la estación", apuntaban.

La plantilla de Pajares se reunía a primera hora de la mañana de ayer en la propia estación. Allí decidían si finalmente arrancaban o no los remontes de la estación como medida de presión contra la administración regional. Durante la asamblea, algunos trabajadores mostraron su preocupación por la falta de personal y por la no cobertura de las bajas laborales, y mantienen que "la prestación del servicio está siendo peor por este motivo". Las tensas relaciones de algunos trabajadores con el director del complejo también fueron analizadas en la asamblea, así como los compromisos lanzados desde la Consejería de Cultura, que unos días antes se había reunido con una representación de la plantilla.

Finalmente, los trabajadores decidieron no llevar a cabo este paro en la estación. "Se va a seguir trabajando, se va a seguir reivindicado futuro para Pajares y condiciones dignas para sus trabajadores", señalaron fuentes sindicales a este diario, al tiempo que apuntaron que "no se van a tolerar actitudes caciquiles", en clara referencia al director del complejo.

Sin unanimidad

Sin embargo, esta opinión, la de las formas de proceder del director, no es unánime en la plantilla. En el seno de los propios trabajadores hay cierta división. Son varios los operarios que se han dado de baja de uno de los sindicatos que forman el comité de empresa, más de una decena, al entender que la agresividad con la que se está llevando esta polémica no es beneficiosa para nadie. No están de acuerdo ni con la forma ni con el fondo de muchas de las demandas, y se quejan de que el comité use a la totalidad de la plantilla para realizar unas maniobras que entienden que solo van en beneficio de unos pocos.

A las nueve y media de la mañana, con media hora de retraso sobre el horario habitual los remontes de Pajares se ponían en marcha. Los esquiadores subían a la parte alta para poder practicar su deporte, ya que en la cota más baja de la estación apenas hay nieve. Muchos de ellos indignados. Es el caso de José Luis Iglesias, leonés, que suele venir varias veces durante la temporada al complejo lenense. "Es intolerable esta falta de profesionalidad, no puede ser que estemos haciendo cola durante media hora hasta que se han decidido a abrir", apuntaba mientras se colocaba los esquís para coger el remonte.

Un poco más atrás estaba Lorena Menéndez. "La imagen de la estación se la están cargando: las instalaciones están viejas y luego los problemas internos están provocando también que Pajares vaya retrocediendo en vez de avanzar".

Ajenos al mundanal ruido, y cerca de la base del telesilla Brañillín, hoy eje central de Valgrande, varias familias se divertían con la nieve, especialmente los más pequeños. Con trineos o simplemente jugando con los copos, los esquiadores del futuro disfrutaban de un enclave que vive horas complicadas, y cuya solución no parece, al menos ahora, cercana.