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Un minero tiene cinco veces más riesgo de accidente laboral que un albañil

El sector extractivo, pese a la drástica caída en la actividad, sigue siendo el que tiene un índice de siniestralidad más alto en Asturias

Un minero pica carbón en un pozo de Hunosa. MIKI LÓPEZ

Un minero tiene cinco veces más riesgo de sufrir un accidente que un obrero la construcción. El sector extractivo, a pesar de la caída drástica en la actividad, sigue siendo el que arroja una mayor incidencia de siniestralidad -este índice indica el número de accidentes con baja acaecidos durante la jornada de trabajo por cada cien mil trabajadores expuestos al riesgo- en Asturias.

Aún sin cerrar los datos del año 2019, hasta el pasado mes de noviembre, el sector extractivo había sumado ya 535 accidentes en la región. Por primera vez en ocho años, se registró una víctima mortal: el trabajador fallecido cuando sufrió una grave caída mientras realizaba labores de mantenimiento en el interior de una chimenea de la térmica de La Pereda.

Fue una inocentada macabra para las Cuencas: el 28 de diciembre de 2018, las poleas de los castilletes del pozo Carrio (Laviana) y Santiago (Aller) se movieron por última vez. Sacaban de la mina al relevo de la noche. Al último relevo del pozo. Desde entonces, Hunosa solo mantiene la actividad extractiva en el pozo San Nicolás (Nicolasa, Mieres). Por su parte, en los pozos Santiago y Carrio hay labores de cierre. Apenas quedan 700 mineros en la región.

Esta baja actividad se refleja en los datos. Las cifras publicadas de siniestralidad laboral en Asturias llegan, por el momento, hasta el mes de noviembre de 2019. Han sido recogidas por el Observatorio de Condiciones de Trabajo. Sin el balance de diciembre, la reducción de accidentes en el sector extractivo es casi del 20 por ciento. En el resto de la industria, el número de siniestros solo ha caído en un dos por ciento.

Una mejoría, pero la mina sigue siendo "negra". El índice de incidencia de siniestralidad es el más alto de Asturias. Este índice, en la minería, es cinco veces más alto que en la construcción. Si la minería es de lignito, antracita y hulla -como es el caso de las explotaciones de Hunosa-, el riesgo se dispara: siete veces mayor que el que tienen los peones en el desempeño de su trabajo. En cifras, el índice de incidencia en el sector extractivo es de 28.582, frente a un índice de 5.775 de la construcción.

En la jornada de trabajo se habían registrado, hasta finales de noviembre de 2019, un total de 535 accidentes. A estos hay que sumar ocho que se produjeron "in itínere", es decir, en el trayecto hasta el puesto de trabajo. La inmensa de la mayoría de los accidentes registrados el año pasado, 530 según el Observatorio de Condiciones de Trabajo, fueron leves. Se registraron cuatro accidentes graves y otro mortal.

Muerte

El fatídico accidente ocurrió en el mes de agosto. La víctima fue Marcos Menéndez, un hombre de 41 años que tenía años de experiencia y trabajaba en una empresa auxiliar de Hunosa. Cayó desde una altura de algo más 30 metros cuando realizaba labores de mantenimiento en una chimenea de la central térmica de La Pereda. Era un mantenimiento rutinario. Hasta el lugar se trasladaron los sanitarios, que no pudieron hacer nada por salvar su vida.

Hacía nueve años que el sector minero no se cobraba una vida. En 2011, un trabajador del pozo Candín falleció tras quedar atrapado entre una máquina y una tolva. Los datos son muy distintos echando la vista atrás. En el año 2000, el sector extractivo en Asturias registró 10.017 accidentes. De este total, 9.941 accidentes fueron leves y 60 graves. Hubo 16 muertes en las minas de la región.

Cifras que ponían a Asturias a la cola en seguridad laboral. En los años noventa, la región era la segunda empezando por abajo. Ahora está a la cabeza. De hecho, Asturias y Cataluña son las únicas comunidades de España que han logrado mejorar su tasa de seguridad en el trabajo durante los últimos años.

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