El Ayuntamiento de Mieres modificará sus ordenanzas fiscales para articular una normativa que impida la proliferación de mallas de protección en edificios. Se trata de defensas en forma de viseras que varios edificios del casco urbano han mantenido instaladas, en algunos casos durante años, para evitar que los materiales que se sueltan de las paredes puedan herir a los viandantes. Tras intentar sancionar a estas comunidades y ver la medida frenada judicialmente, el gobierno local buscará una formula que permita castigar el "uso abusivo" de estas antiestéticas estructuras.

El Consistorio decidió hace unos meses acabar con la presencia de los citados aleros de protección. Estos nada estéticos sistemas han proliferado en la ciudad estableciéndose en algunos casos como una medida de carácter permanente. Su presencia en algunas comunidades sumó más de un lustro. La Administración local, cansada de la actitud de estos propietarios, adoptó la decisión de castigar económicamente estos comportamientos. La medida elegida fue trasladar facturas vinculadas a la utilización de vía pública. Se hizo además con carácter retroactivo. En algunos casos el requerimiento económico ascendía a cerca de 20.000 euros.

La medida acabó en los tribunales y los vecinos afectados han ganado un juicio al Ayuntamiento. A grandes rasgos, al Consistorio se achaca que no hubiera una petición previa de dicho abono. De igual forma, el juez considera que en estas prácticas no cabe la calificación de utilización de vía pública.

El gobierno de IU pretende modificar las ordenanzas para establecer un apartado que recoja específicamente los tasas asignadas a la utilización de estas viseras. La finalidad busca sobre todo evitar que comunidades mantengan indefinidamente estas estructuras en sus fachadas sin abordar las obras necesarias para arreglar los desperfectos.

Aún con todo, el Ayuntamiento de Mieres ha logrado rentabilizar su decisión de intentar sancionar a las comunidades que mantenían indefinidamente las mallas en sus fachadas. El grueso de estas comunidades han iniciado las obras de reforma de los inmuebles tras años recurriendo simplemente a las viseras de protección para evitar la caída de cascotes en las calles.