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Bosques que son ejemplos

Soria, Navarra y el Bierzo, tres experiencias de aprovechamiento forestal, tanto de madera como de sus frutos, que pueden ser guía de futuros proyectos en las Cuencas

El bosque de Urbión, ubicado entre las provincias de Burgos y Soria.

Solo el 0,48% de la madera que se tala y se vende en Asturias procede de montes de las Cuencas. Si no se tiene en cuenta al eucalipto, que acapara casi ocho de cada diez árboles talados en la región -la mayor parte para la papelera de Navia-, este porcentaje crece, pero solo hasta el 1,27%. En los bosques de la comarca tampoco se produce biomasa, ni se aprovechan los frutos, sobre todo la castaña, y tampoco hay una ordenación de las salidas micológicas, de la recogida de setas. Tras décadas de abandono, las Cuencas han empezado a mirar a sus montes como un posible nicho de empleo y riqueza, sobre todo para las áreas rurales, las que más rápido pierden población. Sin embargo, la realidad es que queda todo por hacer: no hay planes de gestión forestal, la propiedad está muy dispersa, los árboles sufren plagas como el chancro o la avispilla asiática y apenas hay infraestructura. Pero hay espejos en los que mirarse, en los que el aprovechamiento del bosque funciona. Es el caso de Navarra, el bosque modelo de Urbión, entre Burgos y Soria, o la zona del Bierzo, con la recuperación y el uso de la castaña.

Ana Belén Noriega es la secretaria general de PEFC (la asociación más importante del mundo para la sostenibilidad forestal) en España. La certificación PEFC de la madera o de los trabajos que se realizan en los bosques garantizan la calidad del producto y al mismo tiempo, que su producción se ha llevado a cabo de forma respetuosa con el medio ambiente. Explica que en Asturias, el 9,46% de la superficie arbolada está certificada, y la gran mayoría es eucalipto. El bosque autóctono, con castaños, robles o hayas no lo está.

En Navarra, comunidad con una extensión y una superficie forestal comparable a la del Principado -solo un poco más baja, del 70 al 65% del terreno-, la certificación llega al 68,85 por ciento de los bosques. "Llevan años de ventaja en cuestiones de manejo y ordenación forestal", apunta Pedro Suárez, presidente de Asmadera, la Asociación regional de Empresarios Forestales, de la Madera y el Mueble. La certificación, además, es algo que "el consumidor exige ahora. El mercado lo pide, garantiza el origen y el trabajo realizado". Además, otorga más ingresos que la madera no certificada, asegura la responsable de PEFC.

Propietarios

En Navarra tienen mucho trabajo hecho: el bosque está ordenado y muchos ellos, gestionados. Hay "muchos menos propietarios. El minifundio es una de las cuestiones que hace que el caso de Asturias sea complejo", apunta Ana Belén Noriega. Las 42.937 hectáreas certificadas en el Principado tienen 2.871 propietarios. En Navarra, con 299.494 hectáreas, son 427. Buena parte del monte es comunal: o de los pueblos y sus vecinos, o de los ayuntamientos.

Es precisamente este tipo de propiedad y explotación comunal lo que hace especial el "bosque modelo" de Urbión, el primero en ganarse esta calificación en España. Unos 1.200 kilómetros cuadrados -los diez concejos de las Cuencas suman 1.580- que llevan siendo gestionados por los vecinos, al menos, desde tiempos de Alfonso X (es la primera documentación disponible al respecto). El bosque "pertenece" a 35 municipios, que suman unos 16.000 habitantes, entre Burgos y Soria. Es la comarca que menos población ha perdido en ambas provincias, gracias al aprovechamiento de los pinares: para madera, principalmente, pero también para la obtención de piñón y setas, usos ganaderos complementarios y ahora, también turismo. Las sabinas (de la familia de los robles y las encinas) también se gestionan en la zona.

El tercer espejo en el que pueden mirarse los montes de las Cuencas para mejorar son los castañares del Bierzo, sobre los que se actuó para reducir al mínimo posible la incidencia de la enfermedad del chancro, con el resultado consiguiente: un aumento de la producción de castañas, que derivó en la creación de un fuerte sector dedicado al aprovechamiento de este fruto. Eso sí, no están libres de la "avispilla" asiática que parasita el árbol, y este 2019 la producción cayó a la mitad: de los habituales 8 millones de kilos, a 4. Tampoco los bosques Navarros ni el de Urbión se libraron de las consecuencias de la crisis, pero el auge del uso de la madera para fines arquitectónicos, usándola para grandes estructuras, está dándoles una nueva vida. "Durante muchos años se usaron materiales como el hormigón, diciendo que la madera era menos fiable", apunta Ana Belén Noriega. Pero "nada más lejos de la realidad. La estructura de las grandes catedrales, que llevan siglos en pie, es de madera".

De lado

El forestal es, en las Cuencas y en Asturias, un sector que se dejó de lado durante muchos años, consecuencia de la alta industrialización de la región. Ahora que las fábricas cierran el monte sigue ahí, pero para sacarle partido "hay mucho por hacer". Navarra, Cataluña, La Rioja o Castilla y León ordenaron sus recursos hace años. ¿Y Asturias? Noriega afirma que "ha ido poco a poco, dando pasos tímidos, aunque se ha avanzado. Es complejo trabajar con tanta dispersión de la propiedad".

Pedro Suárez tiene bien localizados los cuatro "talones de Aquiles" del sector forestal regional, que se acentúa aún más en las Cuencas. El primero, el minifundio y la dispersión de la propiedad, no se han puesto en marcha planes para hacer agrupaciones forestales. En la comarca, los únicos que han realizado este tipo de trabajos, y empezando a dar los primeros frutos, es la cooperativa "El Maeral" de Mieres.

El segundo problema, consecuencia del primero, la falta de infraestructuras: "Para ser competitivos hay que tener un alto nivel de mecanización". Más problemas a solucionar: la calidad de la madera no es la mejor en algunos casos por "la falta de manejo" en los bosques. "Suele pensarse que talar árboles es acabar con el bosque, pero no es así. Si se hace adecuadamente y de forma sostenible, se obtienen árboles más sanos, mejor madera y un bosque con mejor salud, libre de enfermedades". En las Cuencas, el chancro y la avispilla afectan gravemente al castaño: "Se nos mueren los árboles de pie y no podemos hacer nada, ni nos dejan hacerlo", afirma el alcalde de Caso, Miguel Fernández. La cuarta cuestión a solucionar es más sorprendente: "En Asturias falta mano de obra cualificada para este sector", afirma Pedro Suárez. "Hay déficit de personal. Para la gestión forestal hay un módulo de FP, pero no hay algo que enseñe la práctica: el manejo de la motosierra, de maquinaria".

El presidente de Asmadera tiene claro que, debidamente gestionado, el monte de las Cuencas podría generar "bastante empleo". Además, sería un tipo de actividad que, como recuerda Ana Belén Noriega, "arraiga a la gente en los pueblos. Ahora que se habla de la España vacía, de la pérdida de población rural, esta es una actividad que beneficia a los pueblos y a los que quieran vivir en ellos".

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