José Manuel García era un hombre de palabra. A mediados de abril de 2003 invitó a comer al entonces consejero de Infraestructuras, Juan Ramón García Secades, y a parte de su equipo para pagar una apuesta. El párroco de Barros se había jugado una comida con Secades, al sostener que la Autovía Minera no entraría en funcionamiento en la fecha prevista: finales de marzo. El entonces responsable regional aceptó el desafío y añadió que si la carretera no abría antes del inicio de abril, acudiría el Domingo de Pascua como un feligrés más a misa a la parroquia de Barros. El 29 de marzo de 2003 se inauguró la autopista, con el sacerdote presente en el acto, invitado por Secades.
Dos semanas después ambos se reunieron en el restaurante La Traba, en Barros. José Manuel García pagó una comida en la que hubo embutido, quesos, langostinos, ensalada, cabritu y flan de queso y nata.
El párroco reconoció con humor en la mesa que llegó a rezar para que algún argayo retrasara la obra, mientras que Secades alabó la "deportividad" del sacerdote: "Tuvo el coraje de hacer una apuesta, otros hablan pero no se juegan nada. Al final yo gané una comida y un amigo, y el cura perdió un feligrés".