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Lada quema carbón de El Musel y de Velilla, también pendiente de cierre

Iberdrola lleva más de dos años esperando por la autorización del Gobierno para proceder a la clausura de las dos centrales térmicas

Instalaciones de la térmica de Lada, en Langreo. L. M. D.

La central térmica de Lada tiene carbón para seguir funcionando a corto plazo, mientras llega la autorización de cierre. La instalación no solo está utilizando el mineral que tenía almacenado, sino que también está usando carbón traído desde el puerto de El Musel y desde la térmica de Velilla (Palencia), que se encuentra parada actualmente y para la que Iberdrola solicitó la clausura al mismo tiempo que lo hizo con Lada, según explicaron representantes de la plantilla de la instalación langreana.

La térmica langreana volvió a producir electricidad en enero, después de casi un año sin funcionar, con el objeto de agotar sus reservas de carbón. La previsión después es volver a dejar de producir de forma indefinida, a la espera de recibir el permiso del Ministerio para la Transición Ecológica para proceder a la clausura de la planta, una solicitud que ya fue presentada oficialmente hace más de dos años por la compañía vasca.

En concreto, Iberdrola pidió la clausura de Lada y Velilla en noviembre de 2017, en "línea con su estrategia de negocio y compromiso sostenible". Se trata de las dos únicas centrales de carbón que explota en el mundo, "una fuente de energía que representa solo el 1,7 por ciento de la capacidad total del grupo a septiembre de 2019 y el 0,3 por ciento de la producción eléctrica en el mismo período". El objetivo de la compañía es ser prácticamente neutra en carbono en Europa en 2030.

Los dos complejo termoeléctricos de Asturias y Palencia que Iberdrola pretende cerrar suman una potencia de 874 MW. En la actualidad, la firma vasca estudia inversiones en renovables en ambas regiones, que por el momento no se han concretado. Unas sesenta personas integran la plantilla de la central térmica de Lada. Todos ellos serán recolocados en otros centros de trabajo. Parte del personal trabajará antes en el desmantelamiento de la térmica langreana. La estimación es que estas labores se prolonguen durante un plazo de cuatro años.

El plan de Iberdrola, una vez que reciba el permiso para cerrar, es completar el desmontaje de la instalación y acometer una "mejora paisajística" en la zona, en la que quedará liberada una extensión de 264.000 metros cuadrados. La firma invertirá 35 millones en desmantelar las dos instalaciones de Asturias y Palencia. Un poco menos de la mitad corresponderá a Lada. En los últimos años la empresa había desembolsado unos 115 millones para reducir las emisiones de su complejo de Langreo.

La Compañía Eléctrica de Langreo impulsó a mediados del pasado siglo la construcción de la térmica de Lada. Las obras se iniciaron en 1946 y concluyeron tres años después. Al primer grupo de generación eléctrica le seguiría dos años después otro con la misma potencia de generación, de 25 megavatios. En 1967 entró en servicio Lada III, con 150 megavatios. En 1981 se activó el cuarto grupo de producción (el único que sigue funcionando actualmente), de 355 megavatios, y en ese mismo año la central pasó a manos de Hidroeléctrica Española, posteriormente Iberdrola.

Primero alimentada por carbón autóctono y después por mineral de importación, la planta de Lada ha sido uno de los ejes industriales de la comarca del Nalón.

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