Cinco parejas y cinco historias de amor que acumulan más de cincuenta años y donde parece que el fuego está lejos de apagarse. Aprovechando la cercanía de San Valentín, que se celebrará mañana, el centro social de personas mayores de Mieres celebró ayer una fiesta en la que rindió homenaje a los socios que celebraban sus bodas de oro. Una comida y un animado baile sirvieron para festejar esta fecha tan señalada.

María del Carmen Matilla y Antonio Sanz, ambos de Rioturbio, se conocieron en La Pista o, como ellos lo llaman, "el baile". "Ahí empezamos y hasta hoy, estamos enamorados como el primer día, de hecho, volvería a casarme, pero con él, con nadie más", asegura ella. Su marido asiente, juntos han tenido tres hijos y otros tantos nietos. Tras esta celebración, afirman que "algo más haremos nosotros solos, me gustaría hacer un crucero, pero bueno aunque no tengo hijos ni nietos a los que cuidar, sí tengo un loro y una gatina que nos necesitan", destacó Matilla.

Quienes sí van a celebrar sus cincuenta años de casados con un crucero son José Joaquín Ramos e Isabel Ruy, de Turón. "En mayo haremos el crucero", explica él, asegurando que "también haremos una comida con la familia para celebrar las bodas de oro". Al igual que la pareja anterior, se conocieron "en el baile" y, desde entonces, no se volvieron a separa. "Cada vez va a haber menos personas que lleguen a los cincuenta años de casados como nosotros", apunta el marido. Ella asegura que "seguimos igual de enamorados".

Pero no todos se enamoraban en "el baile". Otros como María Encarnación Álvarez y José Ramón Pardo, lo hacía en "el paseo". Y es que entonces era muy normal que los jóvenes intercambiasen miradas y algo más en uno de los tramos de la calle Manuel Llaneza donde iban a pasear chicos y chicas. De esta relación surgieron dos hijos y un amor que, "aunque siempre tiene altibajos, hay más flores que espinas", explicaba ella. Para celebrar, en su caso los 55 años de casados, el matrimonio se llevará a toda la familia a Galicia, "como cuando cumplimos los cincuenta años".

Cuando Mari Carmen Iglesias y Andrés Fernández se conocieron, ella todavía iba al colegio. Él trabajaba en El Palau, una sala de juegos muy cercana donde también ponían música. "Allí nos conocimos y, con 19 años, me casé con él". De su amor nacieron dos hijas y tres nietos. Con ellos hará una gran celebración, aunque no hay viaje a la vista. "Me encantaría que me regalasen un viaje para celebrar las bodas de oro", afirma Iglesias esperanzada.

La última pareja es la que más distancias tuvo que salvar. Trinidad Magaña, nació en Jaén, pero con cuatro años se vino a Mieres. Valentín Alonso es natural de Lagunilla (Salamanca). Ambos se conocieron por intermediación del hermano de ella. "Hizo la mili con mi hermano, me vio en una foto y se volvió loco por verme", explica ella. No fue hasta navidades cuando Valentín subió hasta Mieres para conocerla y así surgió el amor. Después vinieron cuatro años de relación, "en los que nos veíamos una o dos veces, muy poco", y después la boda. Tuvieron una hija y dos nietos. Primero vivieron en Madrid y, años después se fueron a vivir a Mieres. Para celebrar sus bodas de oro se irán al pueblo de Valentín.