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Mieres se indigesta con "los jamoneros"

La jornada en la que uno de los problemáticos hermanos apaleó a un vecino empezó con trifulcas en bares, un taller y un súper y un intento de robo

Mieres se indigesta con "los jamoneros"

La sosegada y tranquila convivencia de la que disfrutaban los vecinos del populoso barrio de San Pedro lleva meses alterada por la presencia de "los jamoneros", dos hermanos de etnia gitana que generan agresivas broncas en comercios y bares. Los continuos desmanes de esta problemática familia llegó a su cénit a principios de esta semana, cuando D. L. F., uno de los hermanos, fue acusado de dar una brutal paliza a un vecino del barrio.

Sin que mediara ningún tipo de desavenencia ni relación previa, la víctima fue golpeada irracionalmente, terminando con todo el cuerpo contusionado y un brazo roto. El Juzgado decretó una orden de alejamiento de 150 metros, pero la fiscalía no intervino y, como ya había sucedido en anteriores pasos por los juzgado, el "jamonero" volvió a casa con cargos, pero libre. Sin embargo, esta vez algo ha cambiado. El barrio ha salido a la calle para protestar. La fase del miedo y de transigir con la intimidación aparentemente ha quedado atrás. La comunidad no está dispuesta a pasar una más y, como ha pedido la propia judicatura, denunciará la más mínima fechoría.

Para entender de qué se quejan los vecinos basta remontarse al pasado lunes, cuando D. L. F. fue detenido por la Policía Nacional. "A primera hora de la mañana ya nos consta que tuvo problemas en una cafetería del centro de Mieres. Luego vino para el barrio y montó jaleo en otro bar", narraron a este diario una pareja de hosteleros de San Pedro tristemente acostumbrados a lidiar con "los jamoneros". Siempre según cuentan en el vecindario, la desatada "actividad" mañanera del lunes continuó con un intento de robo en una tienda de deportes: "Estaban visiblemente borrachos y entraron en el Alimerka También la montaron enfrentándose al encargado y marchando sin pagar". Al mediodía el barrio estaba en efervescencia. "Discutieron con el dueño de un taller y tiraron al suelo varios neumáticos, para acabar lanzando una lata de cerveza contra el local". La correría siguió con otra acalorada trifulca en una tercera cafetería. La desmadrada mañana terminó, como era de esperar, de la peor manera, con la citada agresión. Finalmente, llegó el enfrentamiento con la Policía en el momento de la detención.

"Cuando están serenos son llevaderos, pero cuando se enfilan esto es tremendo. Un día va a pasar algo muy grave, ya que van a terminar matando a alguien o alguien los va a matar a ellos", explican los vecinos. "Estamos agradecidos a la policía que siempre acude y se enfrenta con ellos, pero los jueces deben actuar antes de que pase algo muy grave". subrayan.

Escuchar el sobrenombre de "los jamoneros" suscita inmediatamente en Mieres desagrado tras muchos meses de continuos problemas. Pero el apodo no estuvo en su origen ligado a los maleantes que actualmente lo portan: "Esta familia llegó a Mieres hace entre quince y veinte años. Venían de San Andrés de Rabanedo, si no recuerdo mal, y al frente estaba el padre o el abuelo de estos chavales", recuerda un policía ya jubilado. Se instalaron inicialmente en Ujo y el apodo les viene de que vendían jamones por la calle: "Tenían de aquella un cochazo , un Mercedes, que llenaban los jamones. Los vendían muy baratos y la gente los compraba, aunque muchos salían mal y luego venían las disputas, ya que como cabría esperar las devoluciones no eran como en el Corte Inglés".

Tras una primera etapa en Ujo, la familia se trasladó a Figaredo: "No eran conflictivos. En ocasiones se reunían muchos miembros de la familia y montaban algo de lío, pero nada más". Los problemas llegaron cuando los dos hermanos que ahora campan por San Pedro se descontrolaron. Hace unos dos años se instalaron en el entorno del parque de La Libertad. Fue entonces cuando empezaron a sembrar el terror, sobre todo en el ámbito de la hostelería. Desde finales de 2018 han sido detenidos en varias ocasiones. Han sido acusados de amenazas, coacción, daños y varios intentos de robo con intimidación. Se les han incautado navajas, tenedores y otros objetos como martillos que llevaban consigo a los bares para aumentar su capacidad intimidatoria. Desde hace unos meses residen en San Pedro, trasladando la intranquilidad que suscitan desde el sur al norte de Mieres.

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