La empresa langreana Inoxnalón -especializada en elaborar piezas de calderería industrial y estructuras metálicas- también se dedicará a partir de ahora a fabricar bosques. Lo harán en el marco de su proyecto "Hagamos compromiso", un plan de sensibilización social y ambiental por el que cada año plantará la cifra de árboles necesaria para compensar las emisiones de dióxido de carbono causadas por el traslado de sus productos por carretera y los desplazamientos de sus empleados. Parte de los árboles se plantarán en un Centro de apoyo a la integración (se empezará en abril por el de Pando) y el resto en una finca de Olloniego.

El proyecto se presentó ayer en las instalaciones de la empresa en Valnalón. Rosa Roces, gerente adjunta de Inoxnalón, expuso que "este proyecto nos convierte en una de las empresas pioneras dentro del sector metal asturiano en la compensación de la huella de carbono. Además, esta iniciativa tiene una diferencia sustancial con otras buenas prácticas ambientales por el aspecto social que se ha considerado, ya que los destinatarios de las plantaciones serán Centros de apoyo a la integración de personas con discapacidad y otros entornos de colectivos desfavorecidos o en riesgo de exclusión social", esgrimió Roces, que estuvo acompañada por el gerente de Inoxnalón, Santiago García.

La firma langreana será la tercera entidad de Asturias -tras la Fundación Princesa de Asturias y una empresa maderera de Siero- que se encarga de desarrollar un proyecto de este tipo de compensación por huella de carbono, tal y como indicó Ángel Prieto, gerente de Quercus Rural, que coordina la parte técnica, de la iniciativa: "Inoxnalón ha podido cuantificar las toneladas anuales de carbono que se emiten a la atmósfera en los transportes y desplazamientos de su actividad logística, que para el año 2019 fueron de casi 3.300 toneladas. Eso se compensa con 63 árboles y cada año se irá actualizando el cálculo y haciendo más plantaciones".

"Se ha optado por frutales autóctonos de Asturias, que además de fijar el carbono producen frutos y encierran un valor antropológico por medio de la transformación de sus frutos. Serán, sobre todo, manzanos de mesa y de sidra, pero también cerezos, perales, nogales y castaños", indicó Prieto.

Diez de los 63 primeros árboles que se plantarán (el resto estará en una finca "nodriza" en Olloniego) en el Centro de apoyo a la integración (CAI) de Pando. Allí se plantarán manzanos de mesa y de sidra, y también cerezos. Los usuarios del centro serán los encargados, en el mes de abril, de ejecutar la plantación y se ocuparán del cuidado de los árboles. También podrán disfrutar de sus frutos.

Nieves Mejuto, directora del CAI langreano, definió la iniciativa como un "ejemplo que aúna un fin ecológico y un fin social y humano. Esta empresa, que debe mirar hacia adelante, hacia la generación de beneficios, de empleo y de mejora técnica y tecnológica, ha girado su mirada hacia un lado y nos ha visto. Nos ha conocido y nos ha elegido y, gracias a ello, su primer bosque estará en nuestras manos. Esperamos y deseamos que cunda el ejemplo y el compromiso entre más empresas y más centros", concluyó Mejuto.

El acto de presentación también contó con la intervención del presidente de la Cámara de Comercio de Gijón, Langreo y Carreño, Félix Baragaño, que se refirió a la experiencia como "un verdadero ejemplo para el mundo empresarial. Estamos viviendo una era de especial sensibilidad hacia el medio ambiente, pero hemos de ser conscientes de que cuidar y proteger nuestro medio natural no debe estar reñido con el desarrollo económico".

"Las empresas" -prosiguió Baragaño- "no podemos operar en un entorno sin convivir con él. Las compañías tenemos que formar parte activa de la solución de los retos que tenemos como sociedad".