Pasa poco. Pero, muy de vez en cuando, alguien hace de su vida poesía. Como Elena Gutiérrez: de víctima de violencia de género a técnica que ayuda a diario a mujeres maltratadas.
Ella está al frente de la formación del proyecto "Xuntes", una iniciativa de Mujeres del Carbón que está formando a colaboradoras para ayudar a víctimas de violencia de género. El objetivo es cubrir esos "huecos" en los que la mujer puede encontrarse sola: desde un brazo en el que apoyarse para ir a denunciar, hasta el primer café que sabe a libertad.
Se reúnen una vez al mes, a veces más, para formarse. En la jornada de esta tarde, está al frente Elena Gutiérrez. También asisten Silviana González, de Mujeres del Carbón; Amparo Santana y Ángeles Montero, de Alameda y Gema Suárez, concejala de Igualdad en el Ayuntamiento de San Martín del Rey Aurelio -la Administración local colabora en el proyecto-. El tema de hoy es cómo tratar a una víctima de violencia de género durante todo el proceso: desde que ella reconoce que está sufriendo hasta que consigue salir de la relación y mantenerse.
Si Elena contara su historia, empezaría por esa primera fase en la que las mujeres víctimas de violencia de género no se reconocen como tal. Porque ella era demasiado joven, tenía una vida demasiado "normal" y nunca había imaginado que eso le pudiera pasar a ella. ¿Cómo podrían haberla ayudado?
"Si le preguntas a una mujer directamente si es víctima de violencia de género en esta primera fase, en la que no se reconocen como tal, te dirán con seguridad que no lo son. Te lo negarán todo", explica la formadora. Es por eso que recomienda acercarse a las mujeres "a través de ejemplos, explicando la experiencia de otras, para que ellas puedan sentirse comprendidas y acompañadas".
Nunca, jamás, juzgues. Porque el miedo a los prejuicios, a las preguntas incómodas, sumieron a Elena en un silencio que casi puso en riesgo su vida: "Yo no lo quería contar, de hecho tardé muchos años en contarlo".
Lo que nunca se debe preguntar: ¿Por qué aguantaste tanto? "Lo que tenemos que hacer es una escucha activa, que sepan que nos interesa de verdad lo que nos están contando", señaló Gutiérrez. Y decir que estamos disponibles para ella, pero sin mentir: "Tenemos que ser sinceras. Si podemos estar, le diremos que podemos estar. Si no podemos, no prometeremos nada que no podamos cumplir".
Porque la víctima necesitará mucho apoyo, respaldo real, en la siguiente fase: "se denomina la fase activa". Es cuando la mujer se planta, decide no seguir aguantando, e inicia los trámites de separación -puede haber denuncia o no-. "Este es el momento más difícil y más peligroso para ella. Si es posible, no la dejaremos sola en ningún momento", explicó Elena Gutiérrez. Porque es entonces, cuando el maltratador "siente que ha perdido todo el poder", cuando es más probable que actúe con violencia.
La mujer, afirma Elena Gutiérrez, tiene que saber la verdad: "Hay que ser empáticas, pero no esconder la verdad. Después de la denuncia, tras la separación, llegarán tiempos realmente difíciles". Momentos en los que querrá volver con su maltratador.
A veces ocurre. "La reacción natural es enfadarse. Pero tenemos que recordar que ella no tiene la culpa. Él es culpable, es durísimo y no debemos juzgarla". Si las personas del entorno se enfadan, perderán a esa mujer para siempre. "Y estará en un peligro inminente, ya que después de la vuelta la violencia será más rápida y más dura".
Dejar la puerta abierta, hasta que llegue el "click". El "click" de Elena sonó fuerte el día que supo que estaba embarazada. Lo dejó todo, rehizo su vida en Asturias. Ese "click", ahora, es el hijo de ocho años de una valiente.
