Son los "nuevos pobres". Personas que van a trabajar todos los días pero, sus salarios son tan bajos, que tienen que pedir ayuda para comer.

Un perfil cada vez más frecuente en los balances del Banco de Alimentos de Asturias, con sede en Argame (Morcín). La entidad está a punto de cerrar su plan anual de reparto de 2019, que contó con tres fases: repartieron un total de 1.641.396 kilos de alimentos repartidos -la mitad gestionados desde Cruz Roja-, entre 24.147 beneficiarios. Son los datos ofrecidos por el presidente de la entidad, Benjamín Sopeña, quien aseguró que las cifras no han variado significativamente desde el inicio de la crisis. Lo que sí ha cambiado es el reparto: menos kilos, comida de más calidad.

La delegada del Gobierno de Asturias, Delia Losa, visitó ayer las instalaciones del Banco de Alimentos en Morcín. Junto a ella estuvo Enrique Rodríguez Nuño, director del área de Agricultura y Pesca de la Delegación. Ella explicó que este último reparto completa una campaña que se ha dividido en tres fases: "En esta última, a punto de finalizar, se reparten 567.179 kilos", explicó. En la primera alcanzaron los 463.443, sumados a los 610.773 kilos. Los alimentos están valorados en 1.585.499 euros. Colaboran en la distribución 108 organizaciones.

La mitad de esta campaña ha estado gestionada por Cruz Roja. Según los datos ofrecido por el presidente, José María Lana, se distribuyeron 232.997 (primera fase), 305.386 (segunda fase) y 283.589 kilos (tercera fase). Es él quien más datos sobre los beneficiarios ofrece: "Cada vez nos encontramos más con personas que tienen empleo, pero un salario tan bajo que se ven obligados a acudir a Cruz Roja por ayuda de alimentos". Atienden a más españoles que extranjeros. La entidad registró una bajada en el número de beneficiarios en 2016 -de 18.000 a unos 12.000- pero, desde entonces, se mantiene estable.

Sopeña, del Banco de Alimentos, llama la atención sobre las familias monoparentales: mujeres en su mayoría, hombres en algunos casos, que están solos con hijos al cargo. Ese perfil se da más desde el inicio de la crisis. Sin que el número de beneficiarios, matizó Sopeña, haya variado en exceso. Sí han cambiado, desde 2014, los alimentos que se reparten: "Antes eran más kilos, ahora se reparte más calidad". Menos harinas, pasta y arroz, aunque siguen en los listados de las donaciones.

En esta última campaña, a punto de culminar para dar paso a los repartos de 2020, las listas de entregas incluían leche, atún en conserva y aceite de oliva. También tomate frito, galletas, macedonia de verduras, batido de chocolate y tarritos infantiles de fruta y de pollo. El programa está cofinanciado por el Fondo de Ayuda Europea para los más Desfavorecidos (FEAD) en un 85 por ciento, y en un 5 por ciento por la Administración General del Estado. En el centro de distribución de Argame, estrenado hace poco, trabajan y colaboran cuarenta y cinco personas.