Las vivencias de mujeres en entornos y actividades tradicionalmente masculinos constituyeron el tema del coloquio organizado por la Concejalía de Igualdad y Feminismo de Mieres dentro del ciclo de actos del Día Internacional de las Mujeres. El coloquio contó con la colaboración del club LA NUEVA ESPAÑA de las Cuencas y fue dirigido y moderado por Nuria Ordóñez.

La jugadora de baloncesto Lucía Rodríguez relató su trayectoria deportiva incidiendo en la falta de entrenadoras y en la tendencia a establecer ídolos deportivos masculinos. "El basket femenino es más táctico y menos físico que el masculino", señaló. La también baloncestista y promotora del equipo de madres del Club Baloncesto Mieres, Beatriz Fernández, describió el nacimiento de esa iniciativa como vía para que las madres que acompañan a sus hijos en entrenamientos y partidos también practiquen deporte. "Mi madre quiso que hiciera ballet, pero lo mío era el baloncesto y el kárate", comentó.

Por su parte, Cindy E. Mendoza, árbitra de fútbol, reconoció ponerse una coraza mental como defensa ante las reacciones a sus decisiones y considera que en el ámbito del arbitraje deportivo la mujer es más cuestionada que el hombre. A continuación, Judit Romano, que además de médica es árbitra en la segunda división de fútbol, advirtió del "extra de atención" que sufren las mujeres en el arbitraje, si bien reconoció que no hay brecha salarial en su profesión. "Llevo 19 años arbitrando y lo que al principio era una rareza hoy ya se va tomando con más normalidad", señaló, si bien puso de relieve la gravedad de las agresiones verbales cometidas en los campos de fútbol, "contra las que hay que tomar medidas, porque existe demasiada tolerancia con algo que es un delito".

Sandra I. Álvarez es policía local de Mieres desde 1994 y recordó los momentos duros de sus inicios, en un tiempo de gran conflictividad "en el que para muchos ciudadanos era inconcebible que una mujer diera órdenes a un hombre". Álvarez, que actualmente patrulla en motocicleta, considera necesaria la reserva de plazas para mujeres en su profesión, destacando la labor social, de escucha, orientación y complicidad con la ciudadanía femenina.

Muy singulares fueron los inicios profesionales de Eva Menéndez, mecánica naval, embarcada en un buque pesquero cobrando la mitad que los hombres. Enamorada del mar, "manitas" e inquieta, Menéndez sufrió el machismo en toda su expresión a bordo del barco, la única mujer, con continuas amenazas y desprecios. "Pasé mucho miedo y llegué a pelearme en aquel barco", confesó la mecánica, que hoy trabaja en Arcelor Mittal en el departamento de mantenimiento, encargada de la obra civil en las instalaciones. Ya no sufre la brecha salarial, aunque reconoce que "mis decisiones siempre se cuestionan por el hecho de ser mujer". Menéndez acaba de ser distinguida a nivel nacional por su lucha por la igualdad y, a pesar de las malas experiencias, no se queja ni padece ningún trauma, y llama a que "cualquier persona, hombre o mujer, haga lo que le apetezca".

Finalmente, Zaira Rodríguez relató su periodo de formación en la Fundación Laboral de la Construcción y sus comienzos en una actividad tradicionalmente masculina. Además, Rodríguez puso en marcha la primera escuela femenina de fútbol en Mareo, habiendo sido entrenadora y jugadora: "En las pruebas de acceso al curso de entrenadores dejé claro que lo hacía tan bien o mejor que los hombres".