La parroquia de San Juan Bautista de Mieres se quedó ayer pequeña para despedir a Enrique Embil Martínez, doctor ingeniero de minas, catedrático jubilado de la Escuela de Ingeniería Técnica de Minas, fallecido el jueves a los 90 años. Familiares y amigos acudieron al funeral, en el que se habló de las "buenas obras" del profesor, como apuntó el sacerdote. No solo eso, también destacó que Embil Martínez era "colaborador de esta parroquia y solía acudir a la misa de las once de la mañana".

Casado desde hacía casi sesenta años con Ana López Carreño, Embil tenía seis hijos -uno de ellos, Enrique, ya fallecido- y seis nietos. Gonzalo Martínez Peón, director de LA NUEVA ESPAÑA, era uno de sus yernos. Además, era una persona muy querida en la comarca, sobre todo por su trabajo como profesor durante treinta y nueve años de la Escuela de Minas de Mieres, siendo maestro de muchos profesionales del mundo del carbón en Asturias.

Su relación con el sector minero no se limitó únicamente a la docencia, ya que también fue director técnico de la Brigada de Salvamento Minero del Caudal, con sede en el pozo Barredo, entre los años 1960 y 1972, cuando se integró en la Brigada Central, unificación que se llevó a cabo tras el nacimiento de la empresa pública Hunosa.

Embil era un gran aficionado al ajedrez, un juego que practicó siempre que pudo. La celebración de su 90.º cumpleaños reunió a su numerosa familia en un acto durante el que se le rindió un caluroso homenaje. El ingeniero mierense nunca olvidó su pasado, tanto lo bueno como lo malo. Hace unos meses narró para LA NUEVA ESPAÑA sus momentos más duros al frente de la Brigada del Caudal. Así, explicó intervenciones como la de una explosión de grisú en el grupo Santo Tomás de Turón que se llevó a once mineros en 1967, y otro accidente ocurrido en el pozo Santiago (Aller), tres años después, cuando unas emanaciones de gas mataron a cinco trabajadores, uno conocido suyo.